viernes, 27 de marzo de 2009

Vida limpia o ingenuidad?

A raiz de algunas observaciones y comentarios muy bien intencionados (críticas constructivas) acerca del blog y de la propuesta planteada en un grupo del Facebook me parece oportuno hacer algunas aclaraciones. Tener una mirada esperanzada sobre el futuro personal y de nuestra sociedad no implica, en modo alguno, negar las graves dificultades existentes ni tampoco ignorar las comprensibles oscilaciones anímicas que el contexto genera. Sabemos que nuestra conexión con el entorno implica un intercambio real con personas, objetos y sucesos, pero también sabemos que el modo en que todo ello es interpretado depende de numerosos factores personales (creencias, estados de anímo, etc.). Por eso es importante tener presente ambos factores. O sea, intentar entender el mundo real del modo más objetivo posible y a la vez estar atento a las posibles interpretaciones y distorsiones que hacemos a partir de nuestra subjetividad. Numerosas creencias personales condicionan nuestra manera de entender y abordar el contexto que nos rodea. Desde este punto de vista intentar ejercer la autoinfluencia para generarnos creencias más positivas y comprometernos con ellas en la mirada y en la construcción del mundo no es ingenuidad sino una decisión de vida. Una decisión que apunta a vivir mejor y a construir en lo posible un mundo mejor. El realismo y el optimismo pueden congeniarse en una síntesis superadora. A eso apunta la idea de "Vida limpia". Y ese es mi aporte y mi compromiso. No olvidemos que siempre hay razones para la esperanza, como decía el inolvidable Juan Pablo II. Esas razones hay que buscarlas, decirlas y vivirlas.

domingo, 22 de marzo de 2009

Animo, amigos!

Si bien nuestra sociedad no nos está aportando buenas noticias en general, el peor daño que podrían causarnos sería secar nuestro interior, amargarnos, quitarnos la alegría de vivir. Si hasta en los campos de concentración había personas que se mantenían firmes y esperanzadas (muchos sobrevivieron gracias a ello), nosotros no podemos quedarnos atrás. La libertad interior, los afectos, los pensamientos y las conductas de cada uno de nosotros nos pertenecen. Aprovechémoslas! Para nuestro bien, el de nuestros seres queridos y el de la sociedad.
Animo, amigos! Hay mucho por vivir!

jueves, 19 de marzo de 2009

Bien privado, Bien Común y libertad.

¿Por qué será que en espacio público, políticos, dirigentes, periodistas, comentaristas y ciudadanos comunes siguen insistiendo en hablar en forma y de cosas que sólo les interesa a ellos?
La lección número 1, ¿no debiera ser apuntar al Bien Común?
Los enfoques políticos parecen tener el valor de la estrategia, los juegos, los chismes o el entretenimiento (aún en la queja vacía y recurrente) y no el de su sentido, el Bien Común.
Muchas veces nos prendemos a ese absurdo. Nos enfermamos con ese veneno, pero seguimos consumiéndolo. Exijamos cuando es posible hacerlo, hagamos desde nuestros lugares, eduquemos y luego...vivamos, o sea, decidamos sobre nuestras vidas en el espacio personal, familiar y social. Aunque el ambiente nos influya, y mucho, debemos aprender a desligarnos de la parafernalia y locura que nos rodea.
Si no nos ocupamos de vivir mejor ( en privado y en lo público), nadie lo hará por nosotros. JM

sábado, 14 de marzo de 2009

¿Por qué nos cuesta escribir?

Ante la habitualmente escasa participación en esta bitácora, realicé una pequeña encuesta privada. Por supuesto, de manera no rigurosa. Descubrí que hay lectores que entran ante una invitación o sugerencia directa pero luego se olvidan o se aburren y dejan de hacerlo (les haya gustado o no), otros entran habitualmente pero escriben poco y otros entran ocasionalmente, siguiendo el ritmo de sus tiempos e inquietudes. Recorriendo otros blogs vi que en general la participación escrita también es baja. ¿Cuál es la razón? Mi pequeña investigación me indica que la gente escribe poco porque tiene dudas acerca de la calidad o el interés de sus comentarios. Muchos que leen no escriben y eso es una lástima y una pérdida. A ellos va dirigido esta entrada, entre agradecido por leerla y esperanzado en que se animen a más. Nadie de bien los juzgará por sus dichos y seguramente tienen mucho para decir en la forma y el estilo en que se sientan cómodos.
Un párrafo aparte merecen aquellos que sólo creen que sus propios escritos y propuestas valen la pena y que cómo es mucho lo que reciben no pueden leer nada. Si bien es cierto que muchas veces no es posible leer todo lo que se recibe, el problema es cuando se desvaloriza lo ajeno y se destaca (con mucho de narcisismo explícito o disimulado) lo propio.
Espero no caer en esa falta grave de humildad. 
Lo mejor es escribir lo que se pueda, sin esperar respuestas, comprendiendo que a veces no es posible darlas (por la razón que sea) y tratar de ser generosos y abiertos a las propuestas de los otros (con los propios límites de tiempo e intereses).
Pero eso sí, si es por timidez o inseguridad, los invito a tratar de vencerla. Muchos nos perdemos sus opiniones y créanme, las necesitamos. Y mucho.

miércoles, 11 de marzo de 2009

¿Por qué nos cuesta ser jóvenes?

Si bien escuchamos muchas referencias a que la edad está en el corazón, en la cabeza o cosas así, suele pasar que las personas que así se expresan son menos jóvenes que lo que desean. Coincido en que la edad no es el único atributo de la juventud o de la vejez, pero ¿en qué consisten los intangible que hablan de ello? Seguramente en muchas cosas. Sólo quiero referirme aquí a un par de ellas. En primer lugar cuánto más joven se es, más se piensa en el futuro y menos en el pasado. En segundo, el joven es menos "acto" y más "potencia" en relación a muchos aspectos de su vida.
Por ello el joven es en general más flexible, creativo y audaz que los mayores. Cuesta ser joven, a cualquier edad, porque esas características tienden a marchitarse con el paso del tiempo, si no se las cuida y con las experiencias más o menos traumáticas que se acumulan. Ser joven, a cualquier edad es entonces conservar las ilusiones, los proyectos, la potencialidad pese a ser en muchos aspectos ya acto. Es mantener la creatividad, la flexibilidad y la alegría. Para ello se necesita de la humildad y la reflexión constante. La juventud nos hace más simples y esperanzados, aunque algunos viejos digan que eso es ingenuidad.
Siempre hay tiempo para los cambios interiores. Por eso, si lográramos ser más jóvenes, seguramente nos costaría menos "envejecer".

sábado, 7 de marzo de 2009

¿Por qué cuesta envejecer?

El ser humano vive en una inevitable tensión: sabiendo su finitud añora la eternidad. Desea lo que jamás va a alcanzar.
La filosofía y la religión intentan responder las preguntas universales que el hombre se hace acerca del sentido de su existencia. Cada hombre busca sus propias respuestas. Aún así una sensación de insatisfacción y angustia merodea por su ser. Hay quien logra respuestas aceptables que le permiten vivir mejor pese a las incertidumbres que afronta y otros a los que le cuesta más.
El paso de los años nos hace más evidente el inexorable final. La negación de la muerte es uno de los caminos para afrontar la vida, aunque no el mejor. En el vano deseo de no envejecer se funda gran parte de los cuidados físicos, psíquicos y estéticos tan propios de nuestro tiempo. Agreguemos también el estigma de la vejez y el culto a la imagen de nuestra sociedad y se comprenderá el rechazo y la negación del envejecimiento. Una alternativa sería encontrar nuevos significados, en lo filosófico o religioso que descubran nuevos sentidos a la existencia. Y en lo cotidiano nuevos significados para encontrarle el gusto a cada etapa de la vida, lo cual requiere de mucha madurez, y es un camino difícil pero posible.
Los modernos enfoques terapéuticos apuntan a ayudar a recorrer estos caminos. También la sociedad debería plantearse sus valores estéticos y éticos en relación a la vejez. Ardua tarea, pero que sin duda, vale la pena. JMB

(Columna del día de la feche en la revista Noticias)

lunes, 2 de marzo de 2009

Diálogo con adolescentes

Continuando el tema del diálogo, les trascribo una breve carta de lectores del diario La Nación de hoy:
"Los adolescentes necesitan límites, pero también necesitan que los adultos comprendan su mundo. De poco sirven monólogos moralistas. Es preferible conectarse mejor con ellos, escucharlos, compartir. Sobre esa base el diálogo y los límites serán naturales. En general, los adultos no les damos buenos ejemplos. Ellos nos ven y nuestras palabras, si no son coherentes con nuestros actos, pasan a ser vacías. Una sociedad mejor empieza por cada uno." Juan Manuel Bulacio

Esta nota fue en respuesta a una carta anterior y varios comentarios en los que se insistía en la importancia de educar a los adolescentes, hablarles del pasado como ejemplo y otros conceptos que si bien tienen cierta validez caen en el lugar común y la recomendación vacía.
No nos vamos a cansar de manifestar que para que el diálogo sea real y fructífero primero deben crearse las condiciones para ello. Desde una tarima poco lograremos con los jóvenes.
En los próximos días ampliaremos y ejemplificaremos algunas de estas ideas. Están invitados al debate.