martes, 31 de julio de 2012

Pensar bien parece mejor

Pensar bien de los otros puede en ocasiones ser ingenuo y pagarse costos por ello. Parece bastante peor, sin embargo, pensar mal, descalificar, agraviar, pese a ser bastante más fácil. Cabe preguntarse en uno mismo qué es lo que hacemos al respecto, o lo que tendemos a hacer. La dureza con que solemos juzgar lo que no conocemos raras veces la aplicamos con nosotros mismos. Aunque a veces, la ecuación se invierta y seamos nuestros más implacables jueces. Antes tantos posibles errores, lograr una actitud más humilde, tal vez sea lo más sabio. Y el ejercicio correspondiente de autocontrol seguramente nos ayudará a ser más libres.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Autocontrol? Y eso que es?

Anónimo dijo...

Creo que las palabras agraviantes sirven para descargar nuestros pensamientos rebuscados, complicados y retorcidos producto de una falta de libertad interior. No tienen ningún sentido, no conducen a nada solo a empeorar las cosas y la relación con la otra persona. Normalmente uno se arrepiente después que las dice... o por lo menos debería ser así.
SP

Juan Manuel Bulacio dijo...

Muy acertado el comentario! Un beso. JM