viernes, 2 de enero de 2009

Año nuevo, ¿cambiaremos?

Si de buenos deseos se trata, tal vez el año bueno sea una nueva oportunidad para proponernos un cambio personal y social. Generar una nueva sociedad no puede disociarse de generar en cada uno hombres nuevos. Más justos, más misericordiosos, más generosos, más coherentes. Como siempre, si el cambio no empieza en el interior de cada uno, ¿por qué esperar que cambien los demás? Aún sigue vigente eso de ver "la paja en el ojo ajeno y no ser capaces de ver la viga en el propio". Ser más exigentes con nosotros mismos y capaces de perdonar y amar a nuestros enemigos no parece una tarea sencilla. Es una auténtica revolución, que comienza en el silencio de nuestro interioridad. Desde allí podrá volcarse activa y generosamente al ambiente que nos rodea. En tiempos en que se realzan modelos violentos recordemos los impresionantes cambios logrados por gente como Gandhi, desde la no violencia y la paz interior. Hasta dar la propia vida, como también la dio en una Cruz alguien que predicó con la palabra, pero sobre todo con el ejemplo. Feliz Año nuevo!

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Juano:
¡Feliz año nuevo!
Es cierto lo que decís. Yo creo ser muy exigente conmigo mismo pero no podría amar a un enemigo, no le haría ningún mal ni se lo desearía tampoco, pero amar a un enemigo no creo poder lograrlo.
Creo que hoy el tema de ejemplos como Cristo y Ghandi están cada vez más lejos de la realidad que vivimos, mirá lo que ocurre en Gaza, yo estoy en favor de los israelíes. Pero no se puede predicar el amor con gente como Hamas y sin ir mucho más lejos con estos sujetos que tenemos acá nomás en el centro porteño más precisamenten en la calle Balcarce. Es difícil cuando te proponen la violencia, el odio, la mafia, en una palabra la guerra, oponer la paz. Yo estoy muy pesimista, observo la gente en la calle, escucho las opiniones, sigo sus movimientos y acciones y no dejo de amargarme, poerque aunque yo trato de hacer cosas contrarias, es decir predicar con el ejemplo, veo que esto no sirve y ni siquiera es tenido en cuenta, ni se dan cuenta de lo que uno hace. No pretendo que todos nos amemos y que amemos a todos los enemigos pero si no dejamos el odio de lado, este odio que prevalece entre todos nosotros y en cualquier ámbito estaremos peor cada día y 2009 no será mejor que lo anterior.
Abrazos.
El Negro.

Juan Manuel Bulacio dijo...

Negro, querido! No cabe duda de tu autoexigencia y de tu esfuerzo. Creo que habría que encontrar una manera de encauzarlo mejor. Ojalá la gente se comprometiera como vos lo hacés. De todos modos, Buenos Aires suele ser tierra de nadie. No es así en muchos lugares del interior. No sé, es para pensarlo.
El problema de la violencia es que genera una espiral ascendente que no termina más. Es apagar el fuego con nafta. La paz no implica pasividad ni nada parecido. No hay paz sin justicia. Creo que hay que luchar por la paz, pero sin odio y sin violencia, aunque sea difícil. Eso nos hace distintos.
Un abrazo Negro.

Sebas dijo...

Estimado Juan Manuel, estoy completamente de acuerdo con tu opinión pero para: "En tiempos en que se realzan modelos violentos recordemos los impresionantes cambios logrados por gente como Gandhi, desde la no violencia y la paz interior." , se me ocurre el siguiente comentario:
Una mula transportaba una pesada carga de azucar, involuntariamente la mula cayó en el trayecto dentro de un río, el azucar se disolvió con el agua y la mula continuó su camino aliviada del peso. En otra oportunidad, la misma mula transportaba algodón, recordando el hecho anterior, cuando tuvo oportunidad se lanzó sobre el río especulando una reducción de su esfuerzo, el algodón se humedeció, la mula siguió su camino con un peso ahora multiplicado varias veces. Conclusión: las mismas acciones en contextos diferentes pueden tener resultados diferentes. Gandhi realizó una resistencia pacífica contra ingleses que tenían toda una tradición en la lucha por los derechos individuales. Había quienes pedían a los judíos la misma actitud hacia el nazismo. Hubiera significado un desastre mayor al que ocurrió. Amar al enemigo me hace acordar a un sociólogo que sostenía que hay que ser tolerante hasta con los intolerantes, pero esto último nos convertiría a nosotros mismos en intolerantes.

Un abrazo,

Sebastián

Juan Manuel Bulacio dijo...

Gracias Sebastián por tu comentario. Seguramente las acciones son diferentes según el contexto. De todos modos la tolerancia no implica pasividad. Ser tolerante con el intolerante implica no ser como él, no ser lo que censuramos. La lucha responsable, pacífica, inteligente y comprometida seguramente nos dará frutos. Como se los dio a tantos hombres, entre ellos Gandhi. Un abrazo. JM

x dijo...
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x dijo...

Feliz año!