Aprovechando el nuevo tenor que le doy al blog, que me permite expresarme en forma más personal, voy a insistir con el tema del fútbol. En realidad con el tema del club del me hice hincha por mi Abuelo amigo.
Tanto se ha dicho! Tanto relleno vacío, y tantos vacío rellenados!
Soy de ir a la cancha. Porque me gusta jugar y ver fútbol, ver el fenómeno cultural que se forma a su alrededor y sobre todo, por compartir el momento con mis hijos. El domingo, codo a codo con Facu (Feli, e incluso Flopi y Agus, lo sufría desde casa) y con un gran amigo, asistimos al descenso de nuestro querido club. Lo sufrí sin exageraciones y vi el decadente espectáculo que rodeó la caída. En medio de tanto despropósito, comprendí una vez más que el fútbol es como la vida, incomprensible a veces, y lleno de oscilaciones. Y aunque cueste entenderlo, pensé que estábamos frente a una gran oportunidad. De volver a crecer, de renovar las esperanzas, de mostrar dignidad y grandeza. Es que la vida sin contrastes no puede apreciarse ni valorarse. Jugar en la "B", nos hará resignificar lo que es hacerlo en la "A". Y tal vez les sirva también a los observadores inteligentes, no a los burdos felices por el fracaso ajeno, a disfrutar lo que tienen. Sí, creo que el fútbol es una gran metáfora de la vida. Por eso, desde mis entrañas, grito con calma y determinación: Vamos River, Carajo!!