Seguramente, cada deportista comprometido con su tarea liberó sus emociones en un sentido llanto. En el triunfo y en la derrota, en el deporte como en la vida, la entrega generosa, el esfuerzo, la constancia y la esperanza en alcanzar los objetivos nos alimentan el alma y nos dan, si la sabemos buscar, una profunda satisfacción y paz interior. Y si todos esos esfuerzos estuvieran destinados además a un bien mayor y general...
miércoles, 20 de agosto de 2008
Viva la emoción del llanto!
Si ayer me impresionó el triunfo de Curutchet-Pérez, más aún lo hizo el ver sus rostros y sus lágrimas en la coronación. Pero también ví lágrimas en la despedida de las Leonas luego de su derrota en semifinales, y aunque no las ví, imagino las de Germán Chiaraviglio que no logró saltar 5,30 mt. en salto con garrocha, muy lejos de sus registros habituales.
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