lunes, 27 de diciembre de 2010

Feliz Navidad!

El escepticismo que rodea "las fiestas" es tal vez un indicador de vejez más importante que la edad. Si los niños y jóvenes las disfrutan, por qué no muchos adultos? Tal vez porque estén más centrados en mirar con nostalgia el pasado que con expectativas el futuro. Si recordáramos la idea central de la Navidad, tal vez renacería en nosotros el extraordinaro sentido de Esperanza que encierra y seríamos un poco más niños y un poco más felices.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Búsqueda

La búsqueda de la felicidad suele tornarse casi desesperada. Es una extraña paradoja que anula el objetivo que se intenta. Volver a lo esencial, a lo simple, al interior, es un camino mucho más alentador y fecundo. Se necesita dejar de lado la queja improductiva y la autoconmiseración y comprometerse activamente en la recuperación de lo humano y lo trascendente. Depende de cada uno.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Razón-Evolución?

Una antigua discusión en el ámbito de la psiquiatría-antropología consiste en tratar de discernir el sentido evolutivo de la razón humana. Dado que la característica biológica más distintiva de lo humano es el gran desarrollo de la corteza cerebral, relacionada con las características mentales superiores, preguntarse por su sentido es fundamental. Las emociones se relacionan con características cerebrales más básicas y añejas. Si la evolución tiende a la adaptación, podría pensarse que la razón y la consecuente inhibición de las emociones e instintos tiene ese propósito. Sin embargo, no es seguro que los homínidos (entre los que se encuentra el hombre) se adapten mejor que sus predecesores, como lo demuestra la desaparición de muchos de ellos previos al hombre actual. La adaptación implica la continuidad de la vida propia y de la especie. Es el desarrollo del cerebro un paso hacia la cúspide de la evolución biológica o es una especie de "error evolutivo"?
La pregunta no sólo tiene un valor académico ya que de esta cuestión se desprenden otras de gran importancia, por ejemplo:
1) Las emociones humanas, son formas elevadas o sólo aspectos primitivos biológicos al servicio de la adaptación?
2) El hombre es una especie de ser vivo sofisticado, pero en esencia igual en su sentido y propósito que un mono e incluso una bacteria o un virus?
3) Desarrollar los valores humanos superiores, para qué sirve?
4) Tiene sentido la humanidad?
Por supuesto, que estos temas son muy complejos y apenas pueden introducirse imperfectamente en este espacio, pero las respuestas, a mi entender, no pueden reducirse a niveles biológicos-antropológicos. Es indispensable la filosofía para darles un marco más amplio y fecundo.
En mi opinión, la inteligencia y la voluntad son características superiores que no sólo sirven a la adaptación, sino que tienen un sentido que debe buscarse en otro nivel. El papel de las emociones es aún mucho más complejo y quedará para otra oportunidad...

domingo, 5 de diciembre de 2010

Los buenos

No hace mucho en una nota hacíamos referencia a quienes son "tan, pero tan buenos", que es mejor tenerlos lejos porque parecen olfatear y casi disfrutar de los males ajenos y las posibilidades que ello les abren de mostrar sus virtudes.
Existen, muchas otras clases de "buenos". Por ejemplo, si bien son menos toscos que los mencionados, hay una especie caracterizada por su aparente humildad y buena onda que encierra un profundo deseo de destacarse y de ser reconocido por sus méritos. El problema aparece si se los contradice o cuestiona de alguna manera. Amantes del "diálogo", les cuesta mucho escuchar y muestran su hipersensibilidad apenas se le sienten criticados. Se los reconoce porque hacen muchas referencias a sí mismos ya que se sienten especiales y agraciados. Claro, la forma humilde de presentación de sí mismos apenas disimula el profundo narcisismo que los marca. Eso si, suelen tener buenas intenciones en forma real y así son positivos en conjunto, solo que no hay que confundirlos porque sino se les creerá todo y se perderá el propio juicio crítico y la autovaloración.
Por último quiero referirme a los "buenos buenos". Esos que nacieron así. Son humildes de verdad. No hablan casi de sí mismos, no se enojan y dan en silencio. No se si es genético o qué, pero da gusto estar con ellos y no tienen efectos adversos.
Quedarán para otra oportunidad los "buenudos" y otras especies. Mientras tanto me pregunto en qué categoría estoy. Con seguridad no en la de los "buenos buenos" ni tampoco en los "buenos perversos" iniciales. Tal vez sólo sea, parcialmente bueno, como todos en alguna proporción. Reconocer mis miserias tal vez me salve de los "pseudobuenos camuflados". Así que se ruega criticarme sin piedad, aunque debo reconocerles que me gustaría más que me aprobaran. Y entonces? La paradoja de cada existencia será siempre un misterio. Y la misericordia ante ella el mejor camino. Ojalá lo aprenda.