A veces, el contexto que vivimos genera insatisfacción, incertidumbre y sensación de soledad.
En ese estado es común pedir ayuda, querer ser escuchado, comprendido y contenido, lo cual lleva a expesarse de múltiples maneras. Sin embargo, no siempre quien recibe está dispuesto a dar también algo de sí. Hay una tendencia a sentir que lo que a uno le pasa es más importante que lo que le pasa a los demás y que merece por lo tanto mayor consideración. La generalización de este fenómeno lleva al egoísmo, al individualismo y por lo tanto a un incremento de la frustración y la soledad. Se genera así una sociedad quejosa e improductiva envuelta en sus círculos viciosos. ¿Cómo romperlo? Desde cada uno. Escuchando más, hablando menos. Dando más, pidiendo menos. No esparando nada y estando dispuesto a mucho por los otros. El círculo virtuoso social comienza por el interior de cada uno y se expande inconteniblemente cuando es coherente y generoso. Así, los pequeños gestos son grandes avances. Y todos podemos hacerlos.
viernes, 9 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Sí, el contexto, no contribuye, pero no está en nosotros generar el opuesto ?
Si usamos "los talentos" que todos tenemos y despertamos de la abulia en que la cotidianeidad nos mete, practicando,el "dar y recibir" sin retaceos,haríamos una sociedad menos insatisfecha y más cálida.
Pero esto requiere compromiso y tal vez, esté aquí la causa por la cual la gente, no dice, no escribe, no escucha... no da.
Si Juano, escuchando atentamente, seremos capaces de captar lo que sucede a nuestro alrededor, y dentro nuestro.
Por algo tenemos dos oídos, dos brazos, y una sola lengua.
Pero no es para nada sencillo lograr ese clima de escucha, pa´luego percibir nuestro pensamiento profundo.
Y descubrir así lo afortunado que somos..
Remito a la nota de Norberto Firpo [Malabarista precoz] ilustra magníficamente tal situación, y precisamente los que menos tienen, son los más propensos a dar.
Sorpresas te da la vida, ay Dió!
Publicar un comentario