jueves, 2 de abril de 2009

Austeridad voluntaria


Las necesidades humanas son muy variables y van desde las más básicas ligadas  a la propia supervivencia hasta las más elevadas y propiamente humanas, las éticas, estéticas y espirituales. Muchas otras podemos mencionar, la seguridad, la autorrealización, la educación, el conocimiento, el reconocimiento, la contención emocional, la sociabilidad, entre ellas. Lamentablemente, la mayoría de los estímulos están dirigidos a satisfacer necesidades materiales, en ocasiones por medios muy sofisticados que en realidad buscan alimentar el ego personal y un excesivo confort. Las angustias económicas percibidas por la mayoría suelen tener que ver con la no realización de algunos de esos deseos superfluos. Obviamente, las necesidades más básicas deben ser satisfechas para poder aspirar a otras, pero debemos reflexionar un poco acerca de cuáles son las que realmente son necesidades humanas esenciales y cuales son impuestas desde una sociedad consumista y a menudo vacía. En general esas legítimas aspiraciones pueden alcanzarse con poco costo económico, por ejemplo, la música, la lectura, la vida al aire libre, el deporte, el encuentro con seres queridos. La obsesión por lo económico puede alejarnos de la posibilidad de disfrutar de esas y muchas otras cosas prácticamente al alcance de la mano. Conectarse con la realidad es compatible con la actitud esperanzada y también con una vida austera que permita descubrir en lo simple las riquezas y variantes que la complejidad humana nos permite. La austeridad es parte esencial de la vida sana, limpia y honesta. Y nos permite disfrutar mucho más aquellas cosas buenas que la vida nos da.



8 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé si tiene que ver con el tema pero creo que les va a gustar aunque tengan otra religión, lo importante son los valores y lo que podemos ayudar a los demás ...

Ayuna de juzgar a otros y descubre a Jesús que vive en ellos

Ayuna de palabras hirientes Y llénate de frases que purifican...

Ayuna de descontento Y llénate de gratitud

Ayuna de enojos Y llénate de mansedumbre y paciencia

Ayuna de pesimismo Y llénate de esperanza y optimismo

Ayuna de preocupaciones Y llénate de confianza en Dios

Ayuna de quejarte Y llénate de las cosas sencillas de la vida

Ayuna de presiones y llénate de oración

Ayuna de tristeza y amargura Y llénate de alegría el corazón

Ayuna de egoísmos Y llénate de compasión por los demás

Ayuna de rencores y llénate de actitudes de reconciliación...

Ayuna de palabras y llénate de silencios para escuchar a otros...

Ayuna de pensamientos de debilidad Y llénate de las promesas que inspiran

Ayuna de todo lo que te separe de Jesús y llénate de todo lo que te acerque a Él...

Si todos intentamos este ayuno, lo cotidiano se irá inundando de paz, de amor, de confianza...

Que los corazones se abran con el ayuno en la cuaresma para recibir a Jesús Resucitado!!!

Anónimo dijo...

La austeridad es dificil cuando todo el día nos machacan con lo que debemos tener para ser felices. Adhiero a la idea de la simpleza como un camino para vivir mejor. Francis L.P.

Juan Manuel Bulacio dijo...

"Anónimo 1" no importa si "tiene que ver con el tema", tampoco si "nos va a gustar", lo importante es expresarse libremente y con respeto.
Respecto de la oración rescato especialmente las actitudes que dependen de uno tales como las palabras que se dicen, las quejas y las peleas. El resto de las actitudes son objetivos a lograr, aunque hay que profundizar en los caminos para hacerlo.
En relación a lo que "nos machacan", sí creo que es importante discernir, evaluar críticamente y ser generadores de estímulos más positivos. También es importante limitar los canales por los que esas voces "machacantes" nos llegan.
JMB

Anónimo dijo...

Cuánta razón, tienen tus palabras, relacionando la austeridad con la vida sana.

En los años que llevamos de consumismo, dejándonos manejar como rebaño por el marketing,la tv y las charlas de superfluos, ví el sufrimiento de quien, no teniendo cómo, ambicionaba más de lo que su billetera podía, generándose problemas serios al endeudarse y de ahí a la angustía y posterior depresión, había sólo un paso.
También observé, en mis años en el campo, la influencia de una sociedad de consumo y derroche, en personas que, con necesidades básicas cubiertas, donde su único destino era vivir ahí, en medio de sierras y animales, la televisión, los hacía sentir menos, por no tener tal vez, una marca determinada de lo que fuere. Siendo que esa gente, menos contaminada por el medio gracias a vivir más solos, conservaba valores fundamentales que, en ciudades populosas, habían quedado atrás, lo cual los hacía más valiosos.

También pude ver, cómo a mayor dinero diponible, había menor felicidad, en altísimo porcentaje.

Soy una convencida, que es la educación, la puerta a abrir, para vivir mejor y son los gobernantes los más obligados a proporcionarla a la mayoría y todos nosotros a consumirla y prapagarla.
Cuando una sociedad, un individuo, se cultiva, se replantea constantemente si va bien por este camino o debe tomar otro y no es arrastrada por lo superfluo, tiende a mirar hacia adentro.
Entiende el valor del dinero y sabe usarlo, para generar mejor calidad de vida, no para dar rienda suelta, a ese macabro juego del consumismo, donde el antídoto está, usando tus palabras, en una austeridad voluntaria.

Ana María Paz

Anónimo dijo...

Me encantó tu reflexión Ana María!!

Quique Figueroa dijo...

Austeridad puede entenderse como sobriedad, ausencia de adornos.
En la historia, luego del rococó, un estilo (excesivamente) sobrecargado, sobrevino el neoclasicismo.
Esto viene a hablar de cierto orden, y ritmo, no solo en la naturaleza, sino en los ciclos de la historia.
El punto es que ser austero, "suena mal". La pilcha que uno usa, el auto que uno tiene, el lugar donde habita, el colegio o la universidad donde uno asiste (si tiene la fortuna de poder hacerlo), el club al cual uno pertenece, e infindad de cuestiones.

No sé si he involucionado (probablemente sea así), pero mi momento de felicidad suprema, es cuando subo al bondy para ir al laburo y transitar los 20 kmts. que separan Rawson de Trelew, y hacerlo en el transporte público.
Es una forma de compartir un momento intenso, además de confesar que viajo sentado y en coches cómodos.
Cada vez tengo menos interés en cambiar el modelo de auto, o ir a una casa mas grande.
Me encanta donar libros que están quietitos en casa, a las bibliotecas, y pocas cosas producen esa sensación de plenitud.
Pero no está en boga, deshacerse de las cosas.
Cito al preclaro Marianete Moreno, quien decía "la riqueza en pocas manos, es como el agua estancada: hay que hacerla correr".
Aprender a compartir (tiempo, oídos, manos sobre el teclado, música), es una experiencia liberadora. Pero no está de moda ..

Propugnemos un cambio de raíz!

Anónimo dijo...

Quique tenés razón, es cierto que disfrutar, sentirse pleno con poco, te enriquece, como donar los libros o lo que fuere. Es raro lo que decís del bondy, uno cada vez se pone más burgués y le da fiaca cada vez que hay que subir al colectivo. Lo que sí sé es que vos ves las cosas cotidianas con otros ojos, trataré de imitarte!

Anónimo dijo...

Fantástico Quique !

Es así, liberarse de cosas, que a otros van a servir, y dar no sólo lo que nos sobra, sino aquéllo que el otro está necesitando y poder desprenderse alegremente, en beneficio de un tercero, compartir, es incorporar riqueza, a nuestra vida.
Ir ligero de equipaje, como me dijo una vez, la Dra. Susana de de Larreta.
La moda, no es lo importante, síno, comprenderla, para tomar de ella, lo mejor.

Ana María Paz