jueves, 19 de marzo de 2009

Bien privado, Bien Común y libertad.

¿Por qué será que en espacio público, políticos, dirigentes, periodistas, comentaristas y ciudadanos comunes siguen insistiendo en hablar en forma y de cosas que sólo les interesa a ellos?
La lección número 1, ¿no debiera ser apuntar al Bien Común?
Los enfoques políticos parecen tener el valor de la estrategia, los juegos, los chismes o el entretenimiento (aún en la queja vacía y recurrente) y no el de su sentido, el Bien Común.
Muchas veces nos prendemos a ese absurdo. Nos enfermamos con ese veneno, pero seguimos consumiéndolo. Exijamos cuando es posible hacerlo, hagamos desde nuestros lugares, eduquemos y luego...vivamos, o sea, decidamos sobre nuestras vidas en el espacio personal, familiar y social. Aunque el ambiente nos influya, y mucho, debemos aprender a desligarnos de la parafernalia y locura que nos rodea.
Si no nos ocupamos de vivir mejor ( en privado y en lo público), nadie lo hará por nosotros. JM

6 comentarios:

Anónimo dijo...

En la medida que no se cambie de actores, se refuerce la educación, el bien común ,es algo ansiado pero lejano.
La política, para bien o para mal, según como se ejerza, toca directamente la calidad de vida de la gente.
Abstraerse es un imposible, nos toca en cotidianeidad.
Sólo puede separar la paja del trigo, aquél que, tenga resulta su economía, pueda salir a la calle con un custodio, o que sea tan tremendamente espiritual, que, si su familia se ve afectada, por falta de trabajo, crea que atraviesa una prueba divina. No es el caso, de la mayor parte de la sociedad.
Tampoco creo que la gente quiera prenderse, la obligan.
Sí creo que, aún en la adversidad, se puede, en lo privado, ocuparse de vivir mejor y que es una obligación intentarlo.
Y tener claro que estar atento, para resolver los problemas, que surgen, por este especial momento que atravesamos, no significa que debamos vivr prendidos a los medios de comunicación y no darse cuerda, con los mal intencionados de siempre y oportunistas, que están haciendo su negocio, lucrando con el malestar reinante, que es mucho.

Ana María Paz

Anónimo dijo...

Es verdad que tenemos que participar y construir desde donde nos toca, pero también es una realidad que los políticos, los medios viven una vida totalmente distinta a la nuestra. Creo que tenemos que tratar de construir el Bien Común en nuestro grupo más cercano y no pensar tanto en lo que ellos no hacen. No creo que cambien mucho, al menos nosotros no debemos esperar a que ellos cambien, es mucho pedir. Más vale ocuparnos de nuestra familia más directa y tratar de inculcarles los valores fundamentales sobre todo con nuestro ejemplo.
Saludos a todos a los que escriben y a los que sólo leen.

Anónimo dijo...

Gracias por los saludos ! Igualmente !

Anónimo dijo...

Es una buena noticia de que aumente la coparticipación. Ahora deberían bajar las retnciones y abrirse las exportaciones. Si los fines son electoralistas no importa si es una buena medida y se cumple. No entremos en la lógica enferma de la especulación. Uu paso bueno y se necesitan muchos más. Occipital W.

Anónimo dijo...

Esta coparticipación, es una gota de agua, en un océano.
Para que el país sea federal de verdad, se debe analizar toda la economía en su conjunto,no sólo lo relacionado al campo y fijar una política de estado verdadera.
La especulación sigue en el sistema financiero, que cobra tasas del 30%, y de "eso no se habla", con lo cual es imposible producir,con el agravante que que, cada gobierno cambia las reglas.
Un país que quiera crecer y dar beneficio a su gente, toda, debe ser previsible.

Ana María Paz

Anónimo dijo...

Cuándo es posible exigir en nuestra patria ?
El sentido de desamparo es fuerte.La medicina, los servicios TODOS,nos tienen cuativos, ante la máquina que nos contesta, pero ciertamente, nadie responde.
Las personas, dicen palabras y palabras sin contenido, nos aturden los periodistas, los políticos y a veces hasta el tachero venido a psicoanlista.
Pero no deja de ser, una esperanza este blog, tal vez, algún día, lleguemos al bien común, a la libertad real.
No hay que aflojar, aunque cueste.