Para aprender necesitamos...

Los seres humanos le damos significado, y así entendemos, a casi cada estímulo. Para aprender debemos relacionar los nuevos conceptos con lo previamente aprehendido. Así el conocimiento se arma como una gran pirámide. Sin embargo, la creencia previa o preconcepto puede inducirnos a un error o sesgo en nuestro aprendizaje. Por eso, sólo desde cada paradigma o idea en sí misma o desde cada opinión diferente podemos realmente aprender algo nuevo. Claro, eso necesita de al menos tres condiciones:
-Capacidad de escucha.
-Humildad para reconocer los límites del propio conocimiento.
-Flexibilidad mental y actitud bien dispuesta para lo nuevo.
Podríamos mencionar varias condiciones adicionales, pero para esta reflexión son suficientes las mencionadas.
Si ya creemos saberlo todo y de todos los campos nunca aprenderemos de verdad cosas nuevas.
Todas cosas fáciles de decir, pero difíciles de aplicar en casos concretos de nuestra vida, ya sea con otras personas u otras teorías. Y no olvidemos, que para cada tema hay gente que se pasa la vida tratando de aprender. No es posible saber todo y poner nuestras ideas a priori por encima de las de los demás.
Humildad, escucha, respeto, juicio crítico y nuevos conocimientos siguen así una secuencia honesta y valiosa. Saltar etapas sólo nos empobrece como personas y nos hace parecer necios e ignorantes.

Humildad

Humildad para reconocer nuestras debilidades. Humildad para ser cautos con nuestras virtudes. Humildad para escuchar sin preconceptos. Humildad para perdonar, para no enjuiciar. Sin humildad, nuestras palabras solo pueden ser necias. Si queremos ser mejores, debemos empezar por pedir y entrenar nuestra humilde humildad.

Psicología para todos

Se escuchan tantos juicios erróneos en lo que a la psiquis y sus problemas se refiere, que a veces asusta. Porque las distorsiones pueden ser graves y afectan la vida cotidiana de las personas. La psicología en la gente suele oscilar entre la popularización grotesca y la incomprensibilidad pseudoprofunda. La necesidad de psicoeducar es imperiosa, sobre todo en una sociedad como la nuestra en que la soberbia ignorante se cuela en cada rincón. Y la difusión de estos temas debe ser comprensible, seria y aplicable a la vida diaria. Ni autoayuda vulgar ni psicología críptica. ¿Será posible? Intentaremos aportar un granito de arena...

Del "o" a la "y"

El ser humano tiene la tendencia a las polaridades. Alguien es bueno o malo, algo lindo o feo, estamos contentos o tristes y así. También, en forma más sutil solemos mirar el mundo de un modo parecido. El trabajo o la familia, el esfuerzo o el descanso puros, Fulano o Mengano, emocionales o racionales, amigos o enemigos. Esta mirada nos limita y encierra en esquemas innecesarios. A veces es inevitable lo uno o lo otro, pero ¿por qué no puede ser Fulano y Mengano, trabajo y familia, emocional y racional, etc. Opto por unir siempre que sea posible; por reemplazar la "o" por la "y" siempre que se pueda. ¿Les parece que es una tarea imposible?
Ojalá los contrastes nos permitan apreciar mejor cada una de las partes.

La alegría de trabajar

Luego de un tiempo de ausencia de este espacio ya es hora de retomarlo. Si para algo sirven las vacaciones, o las pausas en alguna actividad, es para lograr un contraste que nos permita apreciar mejor las cosas. Y hoy, apenas tras una semana de ausencia del consultorio, vuelvo con entusiasmo a la actividad plena. Ya ayer esperaba con ansias retomar mi trabajo. Porque lo tengo, porque es un privilegio, porque me gusta.
Por eso, espero disfrutarlo con la alegría que sentí hoy más allá de las dificultades que puedan aparece. Y lo mismo les deseo a todos en cada cosa que decidan hacer.