lunes, 2 de febrero de 2009

El valor de la verdad

El valor de la verdad es tan grande que nadie lo discute. Aún quienes faltan a ella se avergonzarían de reconocerlo. Hay también quienes incluso en su interior se engañan y encuentran toda clase de justificativos cuando mienten. ¿A quién le gustaría ser descubierto cuando miente? Sin embargo, y sin justificarse, todos tenemos algo de mentirosos. Lamentablemente cuando este mal afecta a la sociedad en su conjunto es más difícil que no nos afecte en lo individual. Imaginemos una sociedad dónde los gobernantes y dirigentes informan de sus actos con objetividad, muestran sus intenciones sin tapujos, dicen las cosas como realmente creen que son. Tal vez así sería más fácil decir la verdad en los asuntos contables, laborales o legales. Aunque si esto no sucede y la mentira es dueña de nuestra vida, ¿cómo exigir verdad?
¿No es una mentira reclamarla cuando, a su vez se miente?
¿Hay escape entonces? Sí, empezando por uno mismo y con los más próximos y tratando de irradiar la verdad hacia nuestro entorno. ¿Cómo nos daremos cuenta que vamos bien?
Cuando hablemos bien de nuestros adversarios, cuando admitamos los errores propios y de quienes defendemos. ¿Es difícil? Parece, pero la vida limpia nos trae más beneficios que pérdidas. Hay que animarse. El premio de vivir en la verdad lo justifica.

8 comentarios:

Cokin dijo...

Si "La Verdad os hará Libres" vale la pena no?
un abrazo Juanma!

Gabriel Zanotti dijo...

Pero, tal vez, la principal causa de falta de verdad, es que quienes tienen el atrevimiento de exijirla, cuando les conviene, son una banda de ladrones y mentirosos. Hay que tener eso muy en cuenta para advertir qué des-incentivos culturales tiene la verdad.

Juan Manuel Bulacio dijo...

Lamentablemente es así, Gabriel. Aún así creo que cambiar las cosas, por difícil que resulte, debe comenzar en el interior de cada uno. Admitir errores, pedir disculpas, tratar de remediarlos, decir la verdad, ser generosos con los demás, dar sin exigir nada.
Parecen máximas difíciles, sin embargo creo que ayudan a estar mejor en forma concreta y ese premio hace que la dificultad ya no sea tan grande. Un abrazo. JM

Anónimo dijo...

Es bueno aprender a no exigir a los demás tanto y dar nosotros. Si estamos pendientes de que los demás digan la verdad, se comprometan, etc., etc. es muy difícil que veamos cambios en nuestro entorno. Estoy de acuerdo con nuestro moderador, hay que empezar por casa y que se note para que los más cercanos acompañen también.
Saludos.

Gabriel Zanotti dijo...

¿Cómo no coincidir con JM y el comentario siguiente? Pero creo que les interesará saber que quien escribe estas líneas se comporta en este cultura sin mentir, y eso lo hace casi totalmente indefenso y expuesto a severas críticas (amigos y familiares inclusive) cuando no puede adaptarse "al sistema". Así que, por un lado, totalmente de acuerdo; por el otro, ¿tienen conciencia de lo que es vivir sin mentir en Argentina? ¿Seguro? Si me dicen que sí, genial. Ya somos 3.

Quique Figueroa dijo...

"Vivir sin mentir en la Argentina".
Ese fué el puntapié inicial, que sembró el germen pa' que Juano se especializara en psiquiatría.
El eterno apego a trasgredir las normas que abunda y es moneda corriente en Bs.As., y se extiende al resto del país.
Creo se puede (y se debe) optar por reinstalar una moneda de cambio que deje de ser la meramente especulativa, y se vea como algo coherente el proponer hacer carne el lema artiguista de "con la verdad no ofendo ni temo", o aquel pasaje que reza: "solo la verdad os hará libres".
Y si, vivimos presos, entonces ya es hora de pensar en liberarnos.

Y en la calle codo a codo, hemos de ser mucho mas que dos!

Anónimo dijo...

Me encantó recordar la última frase de Quique, "y en la calle codo a codo, somos mucho más que dos..."
a ponerla en práctica!!!
Saludos

Anónimo dijo...

La verdad es el "mejor negocio", reditúa tranquilidad y nos hace más fuertes.
En un mundo mentiroso, por momentos cuesta su práctica,nos enfrenta con el otro, pero a pesar de las consecuencias, siempre debe ser dicha,para tener una "Vida Limpia" y generarla para y por, el bien común.
Ana María Paz