domingo, 29 de agosto de 2010

Tecnoestrés

El desarrollo de nuevas tecnologías y la aceleración constante con que se producen y complejizan plantean desafíos novedosos al ser humano en su necesidad de adaptación. Dicho en pocas palabras, la biología no parece preparada para cambios tan rápidos. El problema es más complejo de lo que parece. Va este avance como planteo para la discusión o reflexión de los lectores.
El tema no ha sido aún suficientemente estudiado. Este viernes en el congreso de la Asociación Neuropsiquiátrica Argentina presentaré el tema y los primeros resultados de una investigación realizada al respecto. También el tema formará parte de un nuevo capítulo de la segunda edición del libro "Ansiedad, Estrés y Práctica Clínica" que se publicará en estos días. Ya les contaré más detalles. Pero, por ahora, cómo creen que los cambios tecnológicos impactan sobre nuestras vidas y la de la sociedad en que vivimos?

miércoles, 18 de agosto de 2010

Simpleza, corridas y dudas

Poco antes de viajar a un congreso en Mendoza, me doy cuenta una vez más que se suele vivir con un apuro irracional. Sin tiempo para armar valijas, apenas para llegar con las presentaciones y con miles de temas pendientes (laborales, familiares, económicos, administrativos, etc.) me convenzo que algo no está bien. La vida tiene que poder ser vivida en forma más tranquila/simple. Pero en la práctica hay días en eso parece casi imposible. Estoy solo en el consultorio porque hoy es día de Hospital (lo cambié por mi viaje), con llamados por cada canal que se les ocurra, más las tareas con pacientes más las de secretaría, estoy al borde. Pero siempre alguien te salva, generalmente en silencio. Una paciente se compadeció de mí y además de traer medialunas, hizo el café, arregló mi cocina, etc. mientras atendía un sobreturno. La demora de ahora me permite este rapidísimo post. Aún debo hacer las valijas y buscar el material para llevar, todo al mismo tiempo que debo seguir atendiendo y solo. Quién vendrá en mi ayuda ahora? Mañana les cuento...

lunes, 16 de agosto de 2010

Simpleza y sabiduría

Ser simple, al menos tanto como la compleja naturaleza humana lo permite, es un don. O una virtud. Pero, ¿en que consiste?
Me parece que cuanto más se acerca uno a su esencia y más la acepta más simple es. Por la filosofía sabemos que Dios es simple, y en parte por eso, es perfecto. Acercarse a la simpleza es acercarse a la perfección.
La resignación cristiana es sana aceptación, aunque el nombre sugiera otra cosa.
¿Cómo se encarna esto en la vida de las personas?
Teorizarlo, tal vez ya no sirva. Buscar ejemplos, creo que sí.
Un "viejo" mozo de bar, amigo, es un tipo simple. Acepta con alegría su vida. No se queja, no envidia, no se empobrece en su acción. Es orgulloso de su trabajo, es atento y esforzado. Y todo lo hace con una sonrisa. Aún ante algunos desagradables clientes, con sus amargas caras y malos modales a cuestas.
Casualmente hoy me enteré de algunas cosas de su vida que no conocía. Particularmente, de la enfermedad crónica y grave de su hijo mayor. Parece increíble al mirarlo. Es la virtud de la simpleza y la sana aceptación la que lo hace mantenerse alegre.
Su ejemplo ridiculiza muchos de los temas que suelen afectarnos. Aunque él ni siquiera lo sospeche. Es suficientemente humilde, simple y sabio para que así sea.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Repodrido? Basta ya!

Entre el oscilante andar de las emociones cotidianas, ayer en un fugaz paso por el Facebook encontré un comentario de alguien importante para mí que parecía salido de bien adentro y decía algo así como estaba "repodrida" de muchas cosas, que no especificaba. Preferí no contestar en ese momento, pero me quedé pensando mucho. Tal vez porque, a veces, no estoy lejos de esa misma sensación. Aunque por suerte, no dura mucho. Creo que está bien, como insistentemente ha dicho AM, expresar esas emociones y que a veces es, incluso, necesario. Eso sí, cuando comenzamos a atraparnos en círculos viciosos, cerrados, negativos, ya es hora de salir. Porque las cosas se desnaturalizan y distorsionan y empezamos a ver todo tras el cristal oscuro que tenemos delante de los ojos. Rescatarnos, solos o con nuestros seres queridos. Cuando nos atrapa el morbo del malestar, digamos bien fuerte basta! Es el primer y decisivo paso para sentirnos mejor.

lunes, 9 de agosto de 2010

Domingo y lunes.

Hace ya bastante tiempo insisto en que los contrastes nos ayudan a distinguir. O sea, a ver, escuchar y sentir sin acostumbrarnos. Los necesitamos para valorar con justicia lo que tenemos. Día y noche, verano e invierno, trabajo y descanso, presencia y ausencia, alegría y tristeza...
Por eso, bienvenido el lunes!

jueves, 5 de agosto de 2010

Tristeza, sentido y esperanza

Las emociones nos dicen cosas del mundo y de nosotros mismos. Queremos, ante todo, ser felices. Pero no a cualquier precio. Básicamente, no al de la felicidad de los otros o del bien común. Tal vez, por eso, una búsqueda desenfrenada de felicidad sólo nos aleje de quienes nos rodean y de nuestro objetivo. Es allí donde la "diversión" puede ser una cara de la desesperación. La tristeza también nos dice cosas, por eso debe ser aceptada y en lo posible, desentrañada. En este mundo, no es posible vivir sin ella, en alguna dosis. Es el sentido que se le dé lo que puede transformarla incluso en fuente de felicidad interior. Aunque aprenderlo no es fácil. La esperanza es la compañera ideal para ese transitar.

martes, 3 de agosto de 2010

¿Y la diversión?

Luego de los últimos y jugosos comentarios me quedó picando el tema de "lo divertido". Así como "el éxito" en términos generales no puede equipararse a la felicidad, la experiencia del "instante" no debe ser, en mi opinión, tampoco necesariamente de diversión. Qué lugar debe entonces dársele a la diversión?

domingo, 1 de agosto de 2010

Exito o felicidad?

En una noche de fiesta para mis hijos y de insomnio para mí me pregunto qué hace a alguien "exitoso" y mucho más importante, si el supuesto éxito es o no justo y qué precio se está dispuesto a pagar por ello. Me dirán que lo importante está en el interior y que solo allí puede encontrarse la felicidad. Es cierto. También lo es que mucha gente buena merece mejor suerte. Pero, ¿es la vida justa? ¿Qué parámetros tenemos para saberlo, en casos concretos? Creo, que es una pregunta sin respuesta posible. La búsqueda de felicidad es universal, aunque los caminos del "éxito" son menores e inciertos en cuanto a resultados interiores. Exito y felicidad no van de la mano, aunque la enorme mayoría crea lo contrario. Como nos acostumbramos a lo que tenemos, ya no lo vemos. Y el Santo Grial se traslada infinitamente en el viaje a Atica. Habrá que vivir entonces, con humildad y con valentía, aceptando nuestra naturaleza limitada y a la vez, nuestros legítimos sueños. Tal vez en los demás encontremos un poco de lo que queremos y necesitemos. Aunque para descubrirlo, habrá que olvidarse de uno mismo. Es en una especie de inconciencia conciente que tal vez encontremos algo de lo buscamos. Aunque en esta tierra, tal vez sea sólo sea un instante.