viernes, 11 de diciembre de 2009

Cansado del cansancio, pero no tanto

-Hola Fulano, ¿cómo estás?-preguntó ingenuamente esperando una respuesta formal de rigor.
-Y...a esta altura del año, ¿como querés que esté? Cansado...
Sin querer hacerlo, se escuchó decir:
-Y sí, yo también estoy muerto.
Inmediatamente comenzó un dúo solista que justificaba plenamente el estado que compartían. La dureza del año, las obligaciones, la política, el país, la plata que no alcanza, "las fiestas" y sus peripecias. La competencia era ardua, ¿cuál era el más sacrificado, abnegado y cansado?
Mengano lamentó el estado de la conversación, pero no cesó en la competencia hasta que escuchó finalmente a Fulano:
-Bueno, tenemos que vernos antes de fin de año.
-Sí, dale, avisale a Zultano y hacemos algo-se escuchó casi perplejo, sabiendo que nada de eso ocurriría.
Se abrazaron como si se interesaran uno en el otro y siguieron su camino.
Mengano deseó no cruzarse con nadie más, o al menos, hacer cómo que no se veían. Debía apurarse, el encuentro con sus compañeros de su anterior trabajo comenzaría enseguida. Se dio un baño apurado, se vistió adecuadamente a la ocasión, saludó a su familia y se fue. Antes de llegar a la esquina se preguntó para qué. No obtuvo respuesta pese a lo cual siguió su triste camino hacia la nada, antes del anunciado fin del mundo.
JMB

4 comentarios:

Quique Figueroa dijo...

Juano, cuántas veces vamos hacia los no lugares, y cúan difícil es resistirse a las formas de la pseudo cortesía/formalidades al flato.
Una de las cosas que pude empezar a ejercer, viviendo una nueva etapa, es la de dejar de "jugar a las visitas". Si me interesa la propuesta, voy. Y sino, no. Así de simple (y complejo).
Basta de engañarnos con estas formulas de fin de año. Compartamos las fiestas con quienes realmente queramos hacerlo. Y si queremos pasarlas solos, también vale.
Recuerdo una anécdota de mi Viejo, quien citaba a una estimada colega. La envidiaba sanamente, porque esta dama recibía el año nuevo como a ella le gustaba, junto a un grupo de amigos, jugando al bridge.
Enamoremonos de lo que nos gusta, con convicción férrea, y sin temor.

Verito dijo...

jaaa! Qué bueno el post, y qué bueno también el comentario de Quique!!! Es verdad, en las fiestas nos llenamos de bijou de dudoso gusto en el afuera y en el adentro también: tanto moño dorado de Falabella por toda la casa, y tanto nudo interno "jugando a las visitas", como dice Quique. Cuántos compromisos vacíos de contenido, eh? Habrá que aprender a filtrar. Es difícil. Yo estoy aprendiendo pero, entre nos, muy lentamente (keyword: "lentamente"). Aunque no quiero llegar a ser como Mengano, che. Me voy a poner las pilas ahora, en esta época tan "tenemos que vernos para despedir el año": no encuentro una mejor para acelerar el ritmo de aprendizaje... =)

alejandro dijo...

Querido Juano:
A tu genial relato faltó el BESO que se da ahora entre personas que no se conocen. Los amigos, de la vida, de toda la vida, del alma nos seguimos dando la mano. No porque el BESO sea de afeminados, sino porque nosotros aprendimos así y esta bueno (como decimos ahora los jóvenes) darde la mano. Como no puedo negarme a la imposición de la mejilla por parte de un moso que me atiende diariamente o un alumno al que saludo por primera vez he optado por saludar con BESO a quienes no son mis amigos y darle la mano a mis grandes amigos como el Gran Tordo o el Gran Kike.
En cuanto al encuentro de estos dos hombres de las letras que me hicieron acordar al Gran Filósofo San Migueleano, De Genarus,(1976 DC)ante esta situación mi instinto alerta cruzar de rua, atender el teléfono celular aunque no emita el famoso ring o enfrentar la misma saludando y no diciendo nada. Otro tema entre tanta reunión y ágape navideño son las fiestas recordando los años de egresados, ante las que he decidido dejar de aportar mi presencia. No es el mismo personaje ese que cursó conmigo, hace treinta años. Aquerreta, que no se dónde estará no es el mismo que cursó en los 70, tampoco lo es ese negro Olmedo que jugaba al tenis y era para lo único que vivía. Si estoy por la eternización de la amistad, lo que he hecho con creces y aún a treinta años de finalizado el terrible y difícil bachillerato Sanmigueleano, comemos, debatimos, somos compadres con El GRAN TORDO, EL GRAN KIKE Y EL GRAN BOCACCIO.
EN.

Juan Manuel Bulacio dijo...

Y si, Vero, no queda otra que aprender a filtrar, aunque a veces, una especie de "culpa indebida" nos lo dificulta. Aprender a filtrar es aprender a soportarla (soy un principiante en esto).
En cuanto a mis compadres, Quique (padrino de mi hija mayor) y El Negro (padrino de mi hijo mayor) siempre es un gusto leerlos y encontrarlos en forma virtual o real. Las dificultades para "filtrar" hacen que a veces, le demos poco tiempo a aquellas amistades eternas que menciona El Negro, tal vez por las paradojas de lo incondicional. Es cierto, con ellos, como con mi otro compadre, Gabriel y mis amigos de siempre (Aguante la esquina y el Torneo Apacs) nos saludamos con la mano o con un abrazo y no nos llamamos jamás para el "día del amigo".
Curioso, no? O también será que nuestra formación incluía menos atención a lo emocional, disminuyendo la superficialidad pero también la demostración de afectos genuinos? Un poco de todo, seguramente. Aunque no tengamos, en la apariencia sensible, a los inolvidables Carlitos, Tito y Lery para preguntarles. Abrazo de macho sanmigueliano y beso para las amables damas. JM