El tiempo de preparación previo a la Navidad, litúrgicamente se llama Adviento, que quiere decir "espera". El mes de diciembre es vivido realmente como tal, aunque lo principal no parece ser el nacimiento de Jesús sino una gran cantidad de sustitutos culturales que de a poco van ocultando lo central. Hoy, 25 de Diciembre a la noche, ya pasó la primera de las "fiestas" y probablemente muchos estén agradecidos de quedarse un rato en tranquilidad. Es que el esfuerzo de la preparación de lo accesorio suele cansarnos y ocultarnos a los ojos lo esencial. Como en tantas otras cosas. La espera entusiasta, sin una adecuada reflexión, deja lugar a un corto momento ¿ y luego a qué?
¿Podremos alguna vez aprender a ser más sencillos? ¿Para qué necesitamos complicarnos tanto con regalos, comidas hipercalóricas y esforzadas, sedes de "encuentros" y tantas cosas más? Es invertir gran cantidad de energía en algo que dejará poco. ¿Y si lo hacemos al revés e invertimos menos en algo que nos deje más? La espera debe dejar su espacio a un tiempo distinto, no solo a un momento celebrado con alcohol. En la liturgia todo ese tiempo posterior se llama "Tiempo de Navidad". Se siga o no el calendario litúrgico y al margen de cuánto se practique la religión, nuestras vidas deberían dar lugar a tiempos diferentes que nos acompañen en nuestro crecimiento y maduración. Ojalá este tiempo que comienza hoy, además de celebrarlo, nos deje algo más de profundidad, comprensión y sentido. Feliz Navidad. JMB
viernes, 25 de diciembre de 2009
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3 comentarios:
Hola!! Muy feliz Navidad a todos los lectores de este blog, a los que casi empiezo a extrañar cuando no los leo asiduamente. ;-)
Bueno, les voy a confesar que yo entré en la vorágine del kit navideño durante varios días: regalos, comidas, etc. Pero cuando empecé a notar las primeras señales de cansancio Y FASTIDIO me di cuenta de que estaba, otra vez, poniendo el carro adelante del caballo. Cosa que me sale singularmente bien... ja! Así que paré un poco de andar corriendo cual hamster en la rueda, y todo salió más que muy bien. (Se ve que es cuestión de renunciar a querer ser "manager del Universo", como bien consejaba Tony de Melo). Hubo mucha familia acá en casa, tanto de Rubén como mía, y también un amigo de mi hermano que estaba varado en Ezeiza: el avión salía a la madrugada del 25 así que Patricio -mi hermano- lo llamó al celular para que se venga a casa a pasar la Navidad con nosotros. Lo conocimos cuando se sentó a la mesa a cenar, y fue muy lindo tenerlo ahí. Está invitadísimo para las próximas navidades también, por supuesto... Nacho -es el nombre de este chico, de veinticinco años- nunca había festejado la Navidad, porque sus padres no tienen esa tradición. Su primera Navidad fue anteayer en esta casa. Un poco emocionante, no?
Cariños para todos.
Buenísimo lo que contás, Verito. Ese es el espíritu navideño. Cuando la mayoría de los amigos y familia vivían en la ciudad y yo podía celebrar la Navidad en casa sin complejos ni quejas, solíamos hacer reuniones muy abiertas en las que a nadie se le exigía presencia y todos estaban invitados. Recuerdo una gran galería de gente pasando por allí. Algunos, grandes amigos, otros hasta se olvidaban en casa el pequeño regalo que tenían en el arbolito. Pero siempre disfrutamos mucho de esas navidades. Como ya conté recuerdo particularmente la última de mi padre, en mis dos ambientes de la calle Pasteur con un buen plato de fideos con manteca. No diré que fue la mejor porque muchas otras personas indispensables aún no habían entrado en mi mundo, pero fue una de las más vividas con el espíritu navideño. Y su recuerdo no deja nostalgias sino enseñanzas. Un beso. JM
Que podamos convidar a tantos Nachos, no con el vitel toné, o con la mesa de turrones, y esas bestialidades tan argentas. La idea, o el alma, es poder abrir nuestros corazones, como pa' dejar que algo/Alguien nazca.
Hay algo de todo este fárrago navideño que me pone de la nuca, el apurarse pa' ná. La cosa, pasa por (intentar) poner la casa en orden, y buscar cierta armonía.
La Navidad, se conoce también como Pascua, y como señala Juano, es un tiempo litúrgico que abarca 12 días, hasta el bautismo de Jesús.
Pero, es un tiempo bien interesante. Irradia alegría, algo poco usual (y tan necesaria), nos moviliza a compartirla junto a otros. Sean familia, o no.
Este año, la pasamos junto a mi otro hermano patagónico, con un rico asado. Luego fuimos a la playa, pa' darle tiempo a la llegada de Papá Noel.
El día anterior en un encuentro navideño ecuménico, unos hermanos habían preparado un dibujo, ande el viejo Santa Claus, se afanaba al crío del pesebre.
Un tanto bizarro, pero harto gráfico. No dejemos que nos roben nuestras esperanzas!
Que renazcan dentro nuestro. Ese es el milagro que se renueva año tras año.
Buon Natale!
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