Un valor con poco marketing actual es la voluntad. Para alcanzar nuestros propósitos de largo plazo y nuestras metas diarias necesitamos una buena dosis de ella. Ya hablamos en alguna oportunidad de su naturaleza y de la posibilidad de ejercitarla y acrecentarla. Hoy simplemente quiero recordarla. Porque no sólo se aplica en campos que requieren tiempo sino también en las decisiones afectivas y en la conducta diaria. Los valores por los que apostamos requieren de esfuerzo, porque muchas veces otros caminos parecen más fáciles. El ejercicio de la voluntad nos eleva en nuestra condición humana y cuando la aplicamos inteligentemente en aquellas cosas que decidimos, el premio interior compensa el esfuerzo. Sin victimizarnos innecesariamente, la voluntad puede encontrar un sano equilibrio con la alegría y satisfacción que dan el tratar de hacer las cosas bien. Y de la mano de la alegría, aparece la esperanza que renueva las fuerzas y retroalimenta la voluntad.
Hasta pronto, amigos, voy a seguir con la escritura del próximo libro, que espero sea más elaborado que los anteriores aunque quiero que también conserve su frescura. ¿Será mucho pedir?
martes, 26 de enero de 2010
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4 comentarios:
Dijo Albert Einstein:"Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad".
Saludos
Ana Maria M.
Bueno, me encantó el post, Juan Manuel! Hay una cosa muy cierta en esto de que la voluntad está vista como algo menor si la comparamos con la "creatividad" o "la flexibilidad para adaptarse a los cambios", por ejemplo. En fin, es como que todo lo que apunte a "una juventud eterna" está más jerarquizado que el famoso "a Dios rogando y con el mazo dando" que me decía mi abuela a cada rato -que, dicho sea de paso, era agnóstica, así que cero por toda la cantidad, cero, básicamente contagió a toda la familia de la segunta tanda de palabras: "con el mazo dando."
Pero tu voluntad te ha hecho escribir tus tantos libros -la creatividad, si no está plasmada en papel y palabras, es una cosa demasiado etérea para un escritor- y así, seguramente, tendremos en breve otra novela en puerta para disfrutar y aprender.
Tus lectores, por nuestra parte, nos abocaremos también a todo lo pendiente que nos incumbe y que soñamos con ver plasmado en nuestra vida (ya les contaré, si la cosa prospera... por ahora, pongámosle un poco de misterio al asunto).
PD: antiguamente, cuando uno se servía de un plato -ponéle- todo lo que quisiera, se decía "sírvase A VOLUNTAD, señor." Me encantaba ese modismo, hoy en desuso.
Hay un refrán que es harto descriptivo, y reza: "cuando la voluntad es grande, todo se vuelve pequeño".
Mas, pareciera que en los tiempos globalizados, la voluntad se ejerciera a través del mouse, o con el control remoto. Y (pareceme), la cosa no es así.
Bien por Einstein, o la Abuelita e' la Vero. Hace falta gente que nos recuerde con su vida el valor de la voluntad. Y pienso en tres artistas: el Mono Villegas, Astor Pantaleón y el Cuchi Leguizamón. Gente que compuso obras que no eran apreciadas en su momento, pero que no cesaron en su esfuerzo de seguir haciendo, contra viento y marea. Gracias a la fuerza de voluntad, a su resolución de hacer algo, hoy podemos disfrutar de su obra.
El esfuerzo vale la pena, aunque no haya un premio a la vuelta de la esquina.
Voluntad: anhelo, perseverancia, ganas de concretar nuestros sueños.
Soñar no cuesta nada, pero pasar los sueños del modo potencial al tiempo presente del indicativo, requieren de nuestra firme decisión
Efectivamente Ana María, la voluntad mueve montañas, como también cita Quique con sus ejemplos.
Verito, realmente has logrado despertar mi intriga con esos cambios de los que hablás.
El "sírvase a voluntad", está muy bien. Allí también, como en otros posibles ejmplos, la voluntas está en poner límites a nuestros actos, en no hacer más de lo conveniente. O sea, se necesita voluntad para hacer y para no hacer. Beso/abrazo. JM
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