Cuando comienzan a pasar "las fiestas" me parece que es bueno retomar algunas ideas que, de tan agotados que solemos quedar, no las pensamos hasta que el siguiente año es demasiado tarde para frenar el vértigo reincidente. Comparto unas líneas enviadas por Diego Forrester que creo sintetizan muy bien lo esencial, tan frecuentemente olvidado, de la Navidad y su sentido.
"Si crees en Jesús, y crees que es el hijo de Dios, este mensaje es para vos.
Sí crees en Jesús y no estás seguro que él es hijo de Dios, este mensaje es para vos.
Si crees en Jesús y no crees que sea el hijo de Dios este mensaje es para vos.
Sí no crees en Jesús, tampoco crees que él sea el hijo de Dios. De todas maneras este mensaje es para vos.
Mas allá de lo que cada uno crea, debemos ya saber que en Navidad se conmemora el nacimiento de Jesús. Sin entrar hoy en discusión de lo que cada uno pueda creer, les propongo concentrarnos en su mensaje que es universal, y si vamos a festejar Navidad, sería bueno reflexionar unos pocos minutos sobre el mismo.
Jesús vivió de una manera muy humilde, en la pobreza. Siempre mostró solidaridad con todos, incluso con los más enfermos. Siempre estuvo junto a sus amigos, hasta el final de sus días. El pasaba muchos momentos en silencio, rezando, mostrando la importancia que para él tenía su vida espiritual. No juzgaba a las personas por lo que hacían o por el qué dirán. Siempre hablaba de unión, de estar juntos, de trascender, de no quedarse con lo terrenal, sino de encontrarse en lo espiritual.
En un mundo plagado de ambición de poder, de materialismo, de egoísmo, donde todos caemos en el error de juzgar a los demás creyendo que por alguna circunstancia tenemos derecho a hacerlo. En un mundo donde tener razón es más importante que tener corazón. En un mundo en el cual criticamos a nuestros gobernantes al mismo tiempo que decimos amar a nuestros hijos y a nuestro país, y sin embargo no podemos dedicar más de una hora de un Domingo aislado para tratar de cambiar la situación. En un mundo que ahora habla de crisis, sin darse cuenta quizás que hace bastante, 2/3 de su población es pobre o muy pobre. ¿qué nos pasa? ¿No nos dimos cuenta que el mundo hace rato que está en crisis?
El mensaje de Jesús habla de paz, no de violencia. Habla de amor, no de rencor. Habla de compromiso, no solamente de la palabra compromiso. Habla de honestidad, no habla de mentira, ni de corrupción. Habla de valores pero no habla de dólares, ni de euros, sino que habla de los fundamentales. De los únicos que nos pueden hacer encontrar una forma de convivir en armonía, aceptándonos imperfectos, humanos, tal cual somos, pero siempre viviendo con respeto y priorizando la convivencia más allá de nuestras creencias, color de piel, nacionalidad, estilo de vida.
La Navidad nos sumerge en una carrera casi loca de juntarnos, saludarnos y regalarnos. Eso “podría” estar de acuerdo con el mensaje de Jesús, protagonista fundamental de este "cumpleaños", siempre y cuando lo material, lo terrenal, lo superficial y lo comercial no se anteponga a su mensaje de fondo.
Entonces, me pregunto ¿qué es lo que estamos festejando? Antes de festejar, no deberíamos reflexionar en lo distinto que es el mundo que estamos viviendo y dejando, a lo que el protagonista de la Navidad nos dejo como mensaje. No estoy en contra de festejar el encuentro entre amigos y familiares, pero si creemos en su mensaje, aunque no todos crean en su naturaleza divina, no deberíamos jugarnos en serio por un mundo mas solidario, mas equitativo, mas honesto, mas humilde, mas hermanado, mas respetuoso y mas reflexivo. "
miércoles, 13 de enero de 2010
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5 comentarios:
Interesante apostilla Dottore, como para ir agendando en la agenda 2010, cuestiones a tener en cuenta no solo pa' diciembre, sino pal' año entero.
El ingrediente esencial, es este que Vd. bien señala, dejarnos de joder con tener razón.
Parecemos una especie de positivistas acérrimos, y a veces tan ocupados en ello, que nos peleamos con todo aquel que piense distinto.
Si pensamos con una pizca mas de cuore, la cosa puede cambiar.
Y mucho.
Nos dejaríamos de caer en la crítica fácil, hacia el gobierno, hacia la suegra, los cuñados o los vecinos (son todos una manga de impresentables!).
Un Muchacho dijo: "la venida del Reino de Dios no es observable (..), porque en realidad el Reino de Dios está dentro de ustedes". Así lo afirma tu kólega, (el galeno) Luquitas 17,20.
Hay una invitación muy fuerte en estas palabras, que no siempre las percibimos, quizá ser lecturas conocidas. Comparto entonces, la visión de este señor Laurence Freeman, quien pone la lupa sobre algunos asuntos, que nos pueden ayudar a conocernos a nosotros mesmos.
He aquí un hipervínculo a su "Jesús, el maestro interior".
Freeman señala la importancia de las preguntas (redentoras), mas que las respuestas. Porque ellas nos guían (e invitan) hacia el autoconocimiento.
De este modo, el Gordo de Navidad, no habrá de afanarse al Pequeño (Grande) del Pesebre. Ta'?
Bueno, el post de Juan Manuel con el primer comentario de Quique hacen un diálogo excelente, tan equilibrado como la combinación de pan con queso, mis queridos. Qué puedo agregar? Nada, excepto que los sigo leyendo y sigo aprendiendo que la Navidad no es un asunto de un solo día, sino una actitud de búsqueda interior, lo más importante que viene a nacer en nosotros cada año con la idea de ayudarnos a crecer los otros 364 días restantes. No hay que olvidarnos de eso, los 364. Cariños a ambos!
Ya tenemos qué empezar, JM, con "Rápido que llega Navidad" ?
O podemos esperar hasta febrero?
jaaaaaa! Buenísimo, Anónimo! Si esperamos hasta febrero, entonces restémosle 30 días "de vacaciones" y ya nos quedan solamente 334 para darle duro al asunto. No está mal tampoco, eh? Para hacer un trabajo espiritual como éste es un número imponente, de todos modos... ;-)
Bueno bueno, anónimo. no te voy a apurar, lo prometo. Al menos hasta el 1º de febrero. JM
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