domingo, 2 de noviembre de 2008

Música

Hablando de la música y de lo efímero de la vida humana, me permito resumir un muy lindo relato: Ainulindalé con el que comienza el Silmarillion de J.R.R. Tolkien: Va aquí un breve resúmen del Ainulindalé, libro con el que comienza el Silmarillion de J.R.R. Tolkien publiacado en la página de Gabriel Zanotti (www.gzanotti.blogspot.com): 
En el principio, Ilúvatar y los Valar (en la analogía Dios y sus ángeles), tocaron una gran canción llena de belleza y armonía hasta que Melkor (uno de los Valar, el más poderoso) deseó destacarse sobre el resto, lo que hizo su interpretación disarmónica y estridente. Luego de varias ejecuciones, la lucha entre la belleza de la canción prevista y la que era por la soberbia de Melkor se incrementaba cada vez mal. Los Valar admiraban la la visión que se desprendía de la música, pese a los terribles contrastes introducidos. Tan enamorados quedaron que Ilúvatar decidió darle existencia al mundo imaginado ("Sea") y encomendó a los Valar que trabajaran en él para hacer realidad la visión. También Melkor deseó el mundo y fingió arrepentimiento para entrar en él. Larguísimos años se esforzaron los Valar por lograr la belleza que recordaban en la canción original, aunque siempre debían luchar contra la maldad del Valar soberbio y rebelado. Pero les quedaba la esperanza en la promesa de Ilúvatar: habría al final una última canción, aún no revelada, de inimaginable belleza y grandeza en la que participaría él mismo, los Valar y todas las criaturas de Ilúvatar entre las que se encontraban seres de vida terrena muy corta, los hombres.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El Silmarillion es la obra suprema de Tolkien, pero nunca la terminó. La recopilación que se conoce es obra de su hijo. Igual vale la pena leerla. Saludos. O.W.

Unknown dijo...

Me perdonarán, pero nunca termino de entender bien al amigo Tolkien, sobre todo en su supuesta relación con una visión cristiana. Eso más allá de que sus relatos sean muy interesantes y sus películas espectaculares (pero nunca los termino de comprender...)
Saludos

Juan Manuel Bulacio dijo...
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Anónimo dijo...
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