Tal vez no haya quedado del todo claro en la entrada anterior: el olvido y la memoria son indispensables para la condición humana. Pensemos que la cultura es un producto de la memoria colectiva y sin cultura no es posible desarrollar la humanidad. Pero así como sirve la memoria colectiva y casi nunca el olvido (pero sí el perdón), en cada persona es necesario recordar e indispensable olvidar. En primer lugar, porque sin olvido, inundaríamos nuestra mente de información que no podríamos procesar. En segundo, porque el olvido rescata el valor de lo recordado. El tema es cómo lo hacemos lo uno y lo otro. La selectividad suele ser automática y tal vez allí las prioridades de nuestra mente no sean las mejores. En lo que depende de la voluntad no estaría mal que tratáramos de retener las cosas importantes, grandes y chicas, que nos pasan y olvidar las que no nos representan cabalmente. El olvido es indispensable, pero la memoria es casi sagrada. Le da valor a lo vivido y a la experiencia actual, que perdurará cuando ese instante pase.
La memoria es gratitud, da sentido e identidad. Somos memoria, social y personal. Pero también somos lo que experimentamos y lo que proyectamos y soñamos.
Difícil resumirlo en una nota corta, pero tal vez sirva para la reflexión: cultivar la memoria y la vez aprender a vivir cada día y a proyectar y soñar. Es mucho? Tal vez, pero ¿hay algo que nos impida intentar desarrollar estos atributos de nuestra naturaleza y que nos permiten por lo tanto ser "más humanos" ?
Ya la seguiremos. Beso/abrazo. JMB
miércoles, 9 de septiembre de 2009
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1 comentario:
Suena paradogico la necesidad de memoria y olvido, pero sin duda somos paradógicos, a veces incherentes y habitualmente contradictorios. Se suele hacer dificil "ser", pero hay que seguir intentando.
Un abrazo
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