La vida es una función continuada. Agotadora y apasionante. Amenazante y desafiante. Llena de palabras, emociones, actos y misterios. En ella estamos arrojados, solitarios y rodeados. En ella jugamos nuestras esperanzas y nuestros miedos.
Pese a lo increíble que es, nos acostumbramos a casi todo. Y parece no haber sorpresas. Cerramos nuestros sentidos y caminamos como zombies, sin rumbo, buscando instantáneas placenteras. Olvidamos lo esencial y nos perdemos en laberintos circulares. Necesitamos el silencio para abrirnos, descubrir, asombrarnos, encontrarnos. Necesitamos el silencio para ser.
JMB
domingo, 6 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
El silencio es un bien tan necesario hoy en día. Poder estar en silencio y escuchar nuestros pensamientos, darnos cuenta cómo estos dejan de gritarnos a la vez y se ordenan, se calman y nos permiten encontrarnos, ubicarnos en nuestro centro y tal cual dice la nota, ser. El silencio nos deja entrar en contacto con nuestra esencia, que a veces la dejamos de lado, sobrecargándonos de ruidos y estímulos.
Cuando dejamos que nuestra esencia fluya y que nuestro ser, sea, brillamos y somos mucho más humanos.
Excelente nota!
Saludos.
No volveré a levantar la voz, mucho menos a resignar mis silencios.
Así conservo mi centro y no me pierdo con tanta facilidad.
Juan:
Retomo una idea de Hugo Mujica y digo que el hombre es el animal capaz de la escucha...
El silencio, en sentido amplio, creo que es la actitud de la no omnipotencia...
Lo otro, el otro, el Otro, me dicen...
Un abrazo (que es otra de las formas del silencio).
Ema.
En el silencio me concentro en eso indefinible que está dentro mío y que a la vez está conectado con otros. Y ese encuentro me da calma, sensación de bienestar, presencio por unos instantes en mi mente una especie de "reposo activo". Si no tengo ese momento, la dispersión es tan grande que llego al punto de estar ansiosa y estresada sin ya saber por qué, me cuelgo a cualquier liana fastidiosa y de pronto se me da por rumiar sin ser rumiante.
Así que aprendí a estar un rato en silencio como una suerte de desintoxicación diaria, y es la manera más efectiva que he encontrado por ahora de eliminar tensiones acumuladas vaya uno a saber cómo ni con qué pretexto.
El mundo entero, necesita silencio para recuperarse de tan barbarie,dejar los ruídos del aturdimiento generalizado, en busca del no sé qué ni para qué quitando reflexión y no dando lugar a una vida sana.
Ana María Paz
Publicar un comentario