jueves, 8 de julio de 2010

Y vos quién sos?

La tendencia a admirar a toda gente conocida, futbolistas, actores, periodistas o lo que sea, me parece increíble. Qué hace que alguien público valga más que el resto? Qué tiene el admirado diferente al admirador? Soy psiquiatra y conozco mucha gente de diferente tipo. Pero esa tendencia me parece muy negativa para las personas y para la sociedad en conjunto. Y todos lo hacemos en alguna medida. Lo que somos es lo que cuenta. No el rol, el título, el poder o la fama. No lo olvidemos, por favor, si queremos una sociedad mejor!

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Ser o tener, la vieja cuestión. Opto por las dos. Saludos. MP

Verónica Molina dijo...

¿Vos te estás refieriendo al pulpo Paul, verdát? Sabía que el salto a la fama del octopus "acertador" te iba a resultar chocante... ;-)

Somos una sociedad muy mediatizada, y Warhol tenía razón: todos tienen, en este enjambre de megapixels, sus quince minutos de fama.

Pero son quince, y después deberán bajarse de la calesita. O chocarla, si no pueden bajarse, pero es seguro que no se puede estar eternamente en ese candelero rutilante de flashes.

Besos gigantes.

Anónimo dijo...

En esto, uno mismo es su propio oráculo...



Simplemente, enlazo con la última y muy simple entrada del blog de Gabriel Zanotti, "Había una vez..."

http://gzanotti.blogspot.com/

pues los temas se tocan.

Agregaría simplemente algo: nadie nos va a decir quienes somos: (con palabras de María Zambrano) en esto, uno mismo es su propio oráculo, aunque los otros tienen un rol fundamental (un poeta decía “son siempre los labios de otro/ los que me anuncian mi nombre”)

Abrazo. Ema.

Anónimo dijo...

Cuando la sociedad entienda que la única "profesión" que no se dicta en la facultad, es la más importante, dejaremos de mirar o admirar al otro.
"Profesión" que se llama SER HUMANO.
Es el trayecto más difícil de alcanzar, porque no hay bibliografía.
Los quiero a todos!!!!!
Ceci

Anónimo dijo...

Admirar el talento, la cultura, la destreza en deportes, etc. no lo veo mal, al contario. Generalmente se da la admiración, hacia alguien que nos supera y nos enseña, debería ser así, entiendo, si esa persona con su ejemplo nos da pautas sensatas, en el tema que sea.
Lo chocante, para mí, son los ídolos de barro que se fabrican a cada momento y que confunden tanto a gente, de menor nivel intelectual.
Ahí, esos ídolos se convierten en nocivos para la sociedad.
Los títulos, el poder, la fama, el dinero, si están en manos, de gente con valores morales sanos, son usados para contribuir al mejoramiento de la sociedad.
Pensemos en el Dr. Favaloro, para mostrar la contrapartida de un momento largo de nuestro país, idealizando mediocridad, pero podemos mejorar, con educación y constancia.
AMP

Anónimo dijo...

Un muy buen ejemplo Ana el del Dr. Favaloro, gracias al sistema de bay-pass que descubrio y aplico mi padre pudo vivir 10 años mas de regalo, y coincido contigo con respecto a los idolos de barro, que les hacen tanto daño a millones de personas con condiciones intelectuales limitadas mientras ellos se llenan los bolsillos.
No esta mal admirar a un Favaloro, a pesar de ello la valorizacion personal esta en cada uno, y eso no te lo quita nadie.
Yo se bien quien soy y ese valor es para mi un tesoro.
Besos y abrazos
Tere

Quique Figueroa dijo...

Veo dos tipos de admiración, una sincera, y la otra que es mero mediatismo. Esta tiene fuerte impronta cuando uno es pequeño. Vienen a mi mollera, el momento en que nos cruzamos con Martin Karadagian en plena Richieri, allá por los 70' y la emoción nos embargó a mi y a mis hermanos, mientras mi Viejo clamaba por un poco de tranquilidá, pa' no chocar. O cuando conocí al Sargento García, que había venido de visita al ispa.
Hoy, esa emoción está mucho mas reservada. Probablemente para algunos músicos, a quienes admiro profundamente por su obra. Con varios de ellos tuve diálogos radiales, y noté que la emoción iba mas por dentro, como algo reservado pa' los seres mas cercanos. No siempre hay necesidad de exteriorizarlo.
Hay varios músicos orientales que admiro profundamente, simplemente me gustaría compartir con ellos un medio y medio en el Fun Fun, o caminar juntos por la Ciudad Vieja.
Mi lista: Esteban Klisich, Fernando Cabrera, Jorge Abner Drexler Prada, Pablo Estramín, José Carbajal y mi kólega Alfredo Zitarrosa.
Cruzo el río (¿a nado, o por nada?) y elijo tomar un café con Rodolfo Braceli, o acercarme a Fracanapa pa' conversar con Teté Velozo.

Evidentemente lo televisivo es algo así como una tarjeta con poco crédito en mi "irredento cerebro celular".
Feliz 9 de julio, día de una independencia múltiple/ecuménica. Porque se hablaba de las Provincias Unidas del Rio de la Plata.

Juan Manuel Bulacio dijo...

Claro, claro. Tienen ustedes razón. Hay mucha gente para admirar, pero en su respectiva disciplina. Favaloro es un excelente ejemplo, pero no lo es su muerte. Maradona fue un extraordinario deportista, pero es mejor no escuchar sus opiniones sobre cualquier tema que se le pregunte (culpa del "periodismo", no de él), hay músicos y artistas admirables, pero eso no habla de sus valores políticos o morales, etc.
Me refiero a esa especie de cholulismo vacío, de admiración absurda que despiertan los "famosos", por el solo hecho de serlo.
Como dice Ceci lo más importante, casi lo único, es el Ser humano!
Beso/abrazo. JM

Anónimo dijo...

Si te referías al cholulismo, el que lo admira es porque él a su vez lo es o nació medio lelo!
Respecto de Favaloro, su trágica muerte no empaña, para mí, una vida ejemplar. Recuerdo lo que sucedió en sus encuentros con políticos del gobierno de De La Rúa, donde una mocosa, rubia, gordita, de la cual por suerte, desdibujé su nombre, porque aún hoy la cacheterearía y otros más lo llevaron a la desesperación de no poder cumplir sus compromisos, siendo un hombre de palabra intachable.
No entiendo el quitarse la vida como solución, pero sé de la desesperación de una persona acorralada por las circunstancias.
Tratándose de un hombre magnífico, como el Dr. me lleva a no juzgar su final y mantener vivo su ejemplo, a pesar de.
AMP

Verónica Molina dijo...

Pero es que son dos cosas distintas, no? Una cosa es la admiración genuina que provoca alguien que de destaca por sus méritos en una disciplina: un médico, un escritor, etc. Otra cosa es el espaldarazo que recibe alguien en los medios por una situación particular, y que así como viene, se va: eso no es admiración, es un simple "paneo" visual de contenidos en el que se engancha la gente a veces... y no por admiración, sino por simple entretenimiento vacío. Y ese "vacío" ha existido siempre, me temo: es el carnaval, antiquísima forma de no pensar en nada "admirable".

Cariños.

Juan Manuel Bulacio dijo...

Por supuesto, Favaloro es un ejemplo! Lo que quiero decir es que ningún ejemplo, ni siquiera gente tan extraordinaria como él, lo es en forma absoluta. La naturaleza quebrada del hombre es así, mixta. Aunque a veces, predomina ampliamente una parte sobre la otra. Y distinguir la genuina admiración, bien fundada y crítica, de modelos impuestos, en general por los medios masivos, es algo que no debemos olvidar. Beso/abrazo.