domingo, 8 de noviembre de 2009

¿No hay remedio?

Cada vez que encaramos la misma y casi siempre inútil conversación, se escucha la fatal frase: "no hay remedio" referida a nuestro país o a los políticos. Me niego a creer que sea así. No sé cómo las cosas podrán cambiarse, ya que sólo una respuesta colectiva masiva lograría algunos cambios, y nuestra sociedad parece más proclive a la queja que a los hechos concretos. Las respuestas que se necesitan no salen de convocatorias desperdigadas sino de algún lugar profundo del inconsciente colectivo. Tal vez, cada acción, escrito, pensamiento ayude algo en esa dirección, pero es imposible predecir si la respuesta global se producirá o no y cómo será. De lo que estoy seguro es que se necesita más compromiso y participación y también más unión, aunque el mal del individualismo y del personalismo está en todos los estratos de la sociedad, no sólo en los dirigentes. Tal vez por eso, como la mayoría me tiento del facilismo de pensar "nada va a cambiar, no hay arreglo", aunque resisto e in-sisto como dice Gabriel Zanotti. Si ven que el pesimismo me domina algún día, les pido de corazón que hagan algo para que reaccione, ya que sin esperanza no hay vida. Y yo quiero vivir, por mí mismo, por mi familia y por la sociedad que ayudó a que sea quien soy. JMB

11 comentarios:

Gabriel Zanotti dijo...

In-sistamos y re-sistamos!!!

Rocío dijo...

Estoy de acuerdo, en que no debemos bajar los brazos ni escapar, siempre que haya una paqueña luz, hay esperanzas de cambio. Me parece que si dejamos que nos arrebaten hasta las esperanzas, ya no nos queda nada y no hay motor que gire hacia el cambio y la bola de nieve que hoy cae seguirá y creo que nunca tiene un final feliz. No se cuál es el lugar desde el cual cada uno pude, pero hay que seguir probando y costruir la barrera. No hay manera de hacerlo desde la individualidad, porque somos solo un granito de arena, pero sí que podríamos hacerlo en sociedad, como seres sociales que somos. El aspecto individual recar sobre el compromiso que cada uno debe emprender hacia tal fin.

Anónimo dijo...

Sí hay remedio, hacemos un pozo y los metemos a tuitos, luego llamamos al Hilario, que prenda el fuego, pa´quemar la basura !
Un poco más risueña que por la manaña, pero con el mismo hartazgo y ahora,hablando enserio JM, sí creo y confío que se va revertir, tanto nuestros problemas netamente argentinos, como los otros en muchos lugares del planeta, no menos preocupantes por estar más lejos.
La esperanza, sentirla, llevarla en uno arraigada, es fundamental para poder seguir. De hecho la fe en Dios, nos la dá, sea cual sea el Credo.
No creo en el optimismo permanente, que hace que se caiga un maceta en tu cabeza y y digas uy, me regalaron una flor, si en una actitud positiva, para enfrentar el dolor que te produjo y vos la tenés, esta ayuda no la vas a necesitar, es tu manera, funcionás así y la mufa -ambiente - país, no va a corroer tu escencia. Podés pedir otra cosa !
Hoy en La Nación,que todos deben haber leído, hay un artículo sobre las neurociencias,que desentrañan las claves de la conducta social.
Del artículo me quedo con unos renglones:
"A las 18 horas de nacer, si un bebe llora en nursery, los demás se ponen a llorar. Esa resonancia emocional es innata y abre el camino a la empatía y la moral. " continúa la explicación interesantísima... "Debido a la plasticidad de nuestro cerebro, tanto nuestro sentido de la empatía como de la moral, pueden modificarse frente a las experiencias tempranas, la cultura y la educación "
Cómo no ver con optimismo el futuro, aunque tarde en llegar, es para nuestros hijos y nietos, en todo caso soportemos hidalgamente, ser la generación bisagra. Y permitamonos tambien el enojo, la tristeza y eso sentimientos opacos, que nos inundan por momentos, no somos de madera.

Ana María Paz

Verito dijo...

La queja por lo que vemos a diario en nuestro país es la demostración de que algo no nos gusta desde un lugar un poco estéril, es cierto. Pero también creo que no podemos ser cien por ciento fértiles todo el tiempo, no sería natural. No vivimos en "un mundo feliz", sino en uno que tiene muchos matices y muchas emociones para ser transitadas. A veces, la queja es necesaria, aunque nos haga sentir como el sujeto de esa frasecita de Groucho: "yo nunca entraría a un club que me aceptara como socio." Porque todos nos quejamos a veces, aunque no nos guste lo vulnerables que somos cuando nos sentimos así y "rezongamos como napolitanos", decía un profesor que tuve alguna vez. Sobre la necesidad de una respuesta global, comprometida y activa, estoy de acuerdo en que es necesaria, pero tampoco sé cómo se articula, porque si no podemos creer en nuestras instituciones,no sabría cómo crear nuevas de la nada, para canalizar nuestra necesidade de participación desde ese otro lugar. Como dice Steve Jobs, "daría toda la tecnología que tenemos por una tarde con Sócrates": ahí seguramente nos enteraríamos de cómo hacerlo! Y en mis momentos más racionales (que no los he medido, pero asumo que son mayoría, te juro) sigo pensando en que sí, Juan Manuel, así será, una respuesta colectiva y articulada. Y en el medio de todo, quejándonos a veces.

Anónimo dijo...

Hace ya mucho tiempo que la luz de la esperanza se apagó.
La decadencia es un hecho incontrastable que debemos reconocer.
Sólo nos resta aguardar el colapso definitivo que, inexorablemente, llegará.
Seguramente serán nuestros nietos quienes asistan a la destrucción de lo que un día fue un gran país. Los tiempos de esplendor, crisis y decadencia de una sociedad son cuantificables en lustros o siglos. No en simples años o decadas.
Tuvimos una etapa de grandeza, transitamos por innumerables y reiteradas crisis (que no pudimos, supimos ni quisimos superar); y ahora caminamos por la senda de la amarga decepción.
Pasó el momento de las soluciones y de la búsqueda de responsables. El odio, la violencia y la corrupción están extendidos.
No existe remedio ni placebo para éste enfermo terminal. Podríamos recurrir a una "eutanasia social" pero carecemos del valor para hacerlo.
La espera es lo único que nos queda. Tratemos de que la misma sea sin mayores sufrimientos. Aguardemos...Ya sea con estoicismo, alegría, tristeza o falsas esperanzas. Qué más dá.
Pero esperemos...Es lo único que nos queda.

Juan Penosso.

Juan Manuel Bulacio dijo...

Bueno, qué difícil es todo! Pero podemos coincidir en que vemos una realidad social muy complicada y que a veces parece cerrarnos las puertas a opciones efectivas. La queja surge entonces en forma involuntaria y natural, no la niego ni pretendo ser Heidi. A pesar de esto insisto en la necesidad de no entregarse. En los aspectos ligados a lo personal creo que estamos todos de acuerdo, aunque la justificación centrada en las limitantes sociales es tentadora (aunque inútil). En cuanto a lo colectivo, no sé cuál pueda ser un camino efectivo, pero creo que en algún momento puede surgir una respuesta inesperada, tal vez producto de la suma de pequeñas acciones generadoras de conciencia y compromiso.
La prueba de mi ciclotimia, que no niego, está en este blog. Tiendo a sostener la esperanza y tratar de generarla en los demás, aunque a veces, parezco estar como Juan Penoso.
En fin, in-sisto y re-sisto.
Mientras tanto trato de vivir. JMB

Anónimo dijo...

Por Dios, Juan Penosso, leerlo en una tarde de lluvia, pude ser el camino para buscar la 45 y pum!
Si el apellido es real, macabra coincidencia !

Anónimo dijo...

pese a los comentarios de Juan Penosso, el último anónimo me hizo reir, ja ja...

Verito dijo...

jaaa! es verdad, muy gracioso ese comentario. Me hace acordar un poco a los chistes de velorio, no? Porque estábamos todos tristes y serios y de repente nos reímos así como así, de Penosso y la 45 en una tarde de lluvia. Ves, Juan Manuel, no tenés de qué preocuparte, pese a todo estamos recuperando la alegría. Saludos cordiales a todos, los nominados, innominados... y fundamentalmente a Penosso!

Juan Manuel Bulacio dijo...

Creo que Penosso exagera intencionalmente. En cualquier caso, su comentario muestra el lado oscuro de las cosas. A veces, el contraste nos permite decir que no todo es tan malo y así casi sin darnos cuenta empezamos a ver algunas cosas buenas.
En lógica serían demostraciones por el absurdo, en psicología serían intervenciones paradojales, etc.
Esto me hace acordar a un cuento...(ver próxima entrada) JMB

Juan Manuel Bulacio dijo...
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