viernes, 13 de noviembre de 2009

Soledad

Transcribo el posteo recuperado el día que tuve que bloquear dos anónimos. Voy a tratar de recuperar también una respuesta de Ave Fénix previa a los anónimos agravados.

Aunque sea un poco tarde para escribir, la quietud de la noche tal vez sirva.
Una de las emociones más evidentes hoy en día, es la soledad. Esa que se siente cuando nos abruma el trabajo, un problema personal, uno familiar o lo que sea. Resulta difícil encontrar en esos momentos una forma equilibrada de mitigarla. En general sólo cabe soportarla, sabiendo que algo podremos hacer más tarde. En los momentos en que más nos conectamos con nuestras emociones, tenemos una rara conciencia de lo únicos que somos y como tales creemos que esas emociones son, algo así como, más "importantes" que las de los otros. Y queremos compartirlas. Lo necesitamos. Sin embargo, no es fácil hacerlo. Por un lado, no hay mucha gente dispuesta a callar lo propio para escucharnos (acaso no nos pasa a nosotros lo mismo con ellos?) por el otro, puede ser que no encontremos las palabras adecuadas, nos de verguenza o algo parecido o puede ser que ya la intensidad emocional se haya desvanecido. Claro, retornará con la misma sensación de urgencia, en otro momento y nos pasará lo mismo. Entonces? Creo que por un lado debemos tratar de entender que muchas veces lo que nos pasa es efímero y por lo tanto no debemos buscar una gran solución, sino esperar a que las cosas calmen. Claro, hay que soportar la sensación de soledad. Es probable que podamos en algún momento más sereno intentar compartir nuestras emociones con los demás, pero para eso deben darse algunas condiciones: estar dispuesto a escuchar también, hacer cierto esfuerzo comunicacional continuo para que la carga del diálogo no sea tan pesada y tener con esa persona una base empática que permita una conversación natural. Puede ser un familiar, una "pareja" o un amigo. O todos ellos, en diferentes momentos. Está claro, que el fondo existencial de la soledad deberá atenderse en sí mismo pero mientras tanto puede ayudar, más que hablar en exceso, compartir experiencias. Para eso hay que encontrar intereses y generar a partir de ellos, puntos de contacto. No olvidemos que los momentos agradables compartidos suelen ayudar más que mil palabras.

3 comentarios:

Juan Manuel Bulacio dijo...

Ave Fénix, aunque ignoro quien sos, te pido si lees nuevamente este posteo envíes la respuesta previa (si es que la tenés claro) ya que no logro recuperarla. Disculpá la molestia y gracias. JM

Anónimo dijo...

Hola Juan, te paso nuevamente lo que escribi anteriormente. Te cuento que aquello lo escribi hace algún tiempo atrás, cuando me encontré enfrentando aquel miedo inherente al ser humano (como ser social que somos) que es la soledad.
Para nada es una molestia reenviarlo. En tu espacio encontré un lugar en donde me siento cómoda y libre para poder compartir aquellos pensamientos y sentimientos que humildemente espero sean de ultilidad. Creo que desde el momento que uno puede compartir algo, aunque sea en el anonimato uno ya no está solo.
Muchas gracias por este espacio.
Ave Fénix

"Un poco de insomnio"
Tarde en la noche, sin poder dormir. Veo a mi costado un libro, me quedan varias páginas por leer.
Pienso en un millón de cosas, y no es una exageración... vuelvo a ver ese libro abierto y tomo una decisión, lo cierro y miro por la ventana. ¡Qué noche templada y apacible!
Estoy sola. Me doy cuenta que no es tan malo estar sola. Puedo pensar a mi antojo, me puedo mover sin problemas en mi habitación.
Enciendo un cigarrillo, disfruto de su sabor. Las ideas siguen dando vueltas por mi cabeza. Me digo a mi misma: Basta de pensar. Sin embargo viene a mi mente la última frase que acabo de leer: "el amor es un camino que se hace de a dos, cuando ese camino se abre es momento de ir cada uno por su lado". ¡Qué oportuno! pienso. ¿Cómo se hace? Comprendo que es muy difícil y me pongo a analizar en los pros y los contras.
Acabo de tomar otra decisión. Esta vez estoy determinada a cerrar el capítulo, pero no de aquel libro que tanto me movilizó. Otro capítulo aún más largo, lleno de palabras hermosas y otras no tanto. Termino con ese capítulo que narraba una historia que tal vez fue de amor sin un final feliz. Pero... ¿Realmente no es un final feliz?
Me repito lo que acabo de leer: " El amor es un camino que se hace de a dos, cuando ese camino se abre es momento de ir cada uno por su lado".
Analizo esas palabras y me doy cuenta que en realidad hace mucho tiempo que ese camino se bifurcó. Tal vez... sí, tal vez más adelante ese camino se una. Hoy no es así. ¡Qué difícil! Ya no hay nada por lo que amerite luchar. Tantas cosas, tantos sueños rotos, tanto amor maltratado y tanto resentimiento no permitirían que en la batalla salga victoriosa.
Vuelvo a mirar por la ventana, sigo fumando tranquilamente. Veo una pareja pasar. Los veo abrazados y besándose. No me siento sola. Estoy en paz. Por más duro que parezca soy muy conciente que esto es lo mejor.
Apago el cigarrillo, respiro hondo como queriendo abarcar todo el aire de la noche. Se me escapa un suspiro y me imagino que con el suspiro se van todas mis dudas.
Cierro la ventana, cierro un capítulo. El libro de mi vida aún no se terminó de escribir. Es tan sólo un capítulo el que se termina.
Como por un milagro divino empiezo a tener sueño. Siento mi cuerpo relajado y me decido por irme a dormir.
"El amor es un camino que se hace de a dos, cuando ese camino se abre es momento de ir cada uno por su lado".
Sí, encontre la respuesta...ahora puedo dormir.

Ave Fénix

Anónimo dijo...

En el silencio podemos re-encontrarnos y tomar decisiones. Las que sean, pero no aytómaticas y ciegas. Asi podemos hacernos cargo de los caminos que tomamos...