domingo, 27 de junio de 2010
Calles vacías-calles llenas
Luego de la locura del supermercado lleno y apurado, veo ahora las calles desiertas y un gran silencio. Explotará en menos de 2 horas en una u otra dirección. Aquí no hay medias tintas. Como en la vida, habitualmente llena de grises, a veces un camino excluye el otro. No hay peor decisión que la no decisión. Las 2 horas pasarán indefectiblemente de cualquier modo. En este caso sólo seremos testigos pasivos, en muchos somos protagonistas. Prefiero esta segunda opción, aunque ahora calle (y la voz del locutor también) para VER un interesante partido de fútbol.
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4 comentarios:
Vimos el partido acá en casa. Toda la familia (éramos varios) metida en el quincho, haciendo lo mismo que hicimos tantas veces cuando yo era chica y se veía con nerviosismo cada partido y cada jugada de la Selección en un Mundial: sufrir como marranos.
Y Mile, mi niña de cinco años que define la Patria como "una porción de una torta: la torta es la Tierra entera, y todas las partes son ricas, mami, no hay que olvidarse de eso", también sabe escribir los apellidos de nuestros principales jugadores y lanza su comentario con tono preocupado: "Messi no se puede ir de la cancha hasta que termine el partido".
Midió. Durante 90 minutos hay que compartir lo que sentimos que es nuestro, también: a "disfrutar" (?) de los partidos, por supuesto.
Pero no debemos olvidarnos del verdadero significado de vivir en esta torta, que también es redonda -como una pelota- y que no tiene que perder su sabor, ni su frescura.
Besos gigantes.
El partido ..
El bendito partido fue el motivo, pa' que nos juntasemos 35 personas a compartir un opíparo asado, conversasemos sobre cuestiones varias. Y a la hora señalada, nos corriesemos a un desvencijado televisor, que nos traslado a Sudáfrica.
Mirá, no se si tenía control remoto siquiera.
Podría haber sido un Admiral, como el que había en el Bar y resturant Norte de José Evaristo Uriburu entre Avenida Gral. Juan Gualberto de Las Heras y Josecito Andrés Pacheco de Melo.
Lo cierto, es que el fútbol y la buena onda de la gente, colaboraron pa' que disfrutasemos todos de un domingo mas dominguero que otros, ande todos volvimos a casa, no agrandados, sino felices. Conscientes de la importancia de compartir eventos con gente de buena onda, y gran corazón. Allí tenemos gran parte del goce, y baionga asegurados.
Sí, Vero somos parte de un todo, pero queremos más lo nuestro. Mile lo muestra con claridad. Es la naturaleza humana.
Y si el fútbol sirve como excusa para el encuentro bienvenido sea, Quique!
El primer partido de Argentina (al principio no le dí mucha bola al mundial, ahora me enganché más) saqué a mis perros a pasear. Una tranquilidad muy peculiar. Se escuchaban mayormente los murmullos que provenían de las viviendas.
A veces es bueno que también las calles se expresen.
Un abrazo!
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