jueves, 11 de marzo de 2010

Reglas a medida

Los niños suelen cambiar las reglas de los juego cuando pierden. Los adultos muchas veces nos comportamos como niños. Si esa trampa la hacemos cuando el juego no es juego y las consecuencias sobre los demás son significativas la cosa es grave. No miremos sólo al lamentable espectáculo de la política, veamos sus raíces en personajes públicos diversos y también en nosotros mismos. Busquemos la verdad y el bien común. No seamos miserables.

7 comentarios:

Unknown dijo...

Se trata de ser adulto(con las responsabilidades que implica) y no engañarse transformando las reglas del juego segun el momento.
El ser adulto implica ser el ¨dueño¨ de la pelota,es esa cuota de poder, que tiene una recepcionista o una secretaria quien te agiliza o te demora un tramite. Es una tentacion moficar las reglas,es mas...hay muchas tentaciones... pero solo nos estariamos mintiendo a nosotros mismos y cuando nos miremos al espejo y tengamos el trofeo de ese juego. ¿Lo valorariamos? Seria real??

Anónimo dijo...

¿La vida es un juego en el que el hombre pone absolutamente las reglas?...


Claramente, creo que no. Me han invitado al juego sin haberme preguntado,
y me llamarán “fuera del tablero” sin consultarme tampoco...


En el medio, podemos negar y pretender inventar reglas como si estuviésemos fuera del juego... Pero la vida nos seguirá envolviendo, antes, durante y después...


Un abrazo.
Emanuel.

PD: Jugar, en el sentido peyorativo en el que podemos usarlo, sería jugar sin adherir al juego: sería no amar, sería no cuidar la cosa en lo que ella es, no cuidar al otro en lo que el otro es...

Quique Figueroa dijo...

Efectivamente Juano, los adult(er)os cambiamos las reglas, habitualmente a favor nuestro. Por ende, los párvulos empiezan a tomar lo ílicito como válido.
La cosa se agrava, cuando estas conductas se ensalzan, sea desde la ficción televisiva, o desde la filosofía del balompié. Entonces, el mundo se transforma en caos, en un mismo berenjenal, ande todos manoseamos.
Juguemos con reglas claras, y cultivemos el respeto a las mismas.
No es tan difícil, ni imposible.
En el noble deporte (golf), a aquel que se lo pesca haciendo trampa, la sanción puede llegar hasta 99 años de suspensión. Quizá por eso no haya tanto fanatismo por el mesmo en estos lares "avivados".

Anónimo dijo...

Aportando un granito de arena cada uno se lograra mucho en un futuro, esa es mi esperanza hoy, aunque resulta muy dificil mirar por sobre ensima de todo y ver las raices.
Esta todo tan... no encuentro una plabra exacta para calificar lo que estamos viviendo.
Conservo la esperanza y seguire intentando poner mi granito de arena, por ahi si aunamos todos nuestros esfuerzos algun dia se forme la tan deseada perla.
Tere T. de Villar

Verito dijo...

Algunos además de hacer trampa la justifican permanentemente. Son tramposos al cuadrado.

Entonces en el reino de los ciegos, el tuerto es rey: cambian las reglas permanentemente para llevar agua a su molino, pero si en el medio del asunto admitieran que han cometido "algún que otro error" aunque sea... esta sociedad se enternecería y hasta volvería a votar a muchos de los tramposos de siempre! Sufrimos una manipulación tras otra y no aprendemos. Es rarísimo.

Es todo tan complejo, tan retorcido, tan difícil de procesar... y con esto no saco los pies del plato: seguramente yo soy así también muchas veces, no estoy libre de pecado. Pero no sé si llego a este grado de retorcimiento que veo alrededor, gente. Y es verdad, no se trata sólo de la farándula política, este problema anda dando vueltas por todos lados, se derrama y se pegotea en muchos otros entornos.

P.D.:Ando con problemas de conexión a internet, así que disculpen si tardo en leerlos o participar del blog. Cariños.

Gabriel Zanotti dijo...

"...No miremos sólo al lamentable espectáculo de la política, veamos sus raíces en personajes públicos diversos y también en nosotros mismos".

Esa es la clave!!!

Juan Manuel Bulacio dijo...

Efectivamente Ramiro, no cumplir las reglas es generar una gran mentira, especialmente con nosotros mismos, pero a veces preferimos ese autoengaño a asumir las cosas como son.
Tere, por suerte conservás la esperanza que no depende de nada ni de nadie porque es un estado interior, propio de la naturaleza humana. Que no se apague!
sí, Verito el problema está bastante generalizado, pero la gente buena, que hay mucha, debe estar atenta para no contagiarse y transmitir cosas distintas! Tengo tantas preguntas tuyas de aquí y de tu blog para desarrollar...!
El ejemplo del fútbol profesional y sus trampas frecuentes que menciona Quique es tremendo, por más que a veces lo quieran disfrazar de "picardía".
Si los adultos cambiamos las reglas, los niños se forman, crecen acostumbrándose a las distorsiones. Sí Quique, es un grave riesgo! Tal vez, como en toda mentira, se esté desconciendo al otro y desde allí, bien dice Emanuel, el imposible amar y, ¿hay algo más importante?
Y no olvidemos (como recalca Gabriel), el tema siempre empieza por uno mismo, desde nosotros es que debemos empezar a cambiar.
Beso/ Abrazo para todos