domingo, 28 de septiembre de 2008

Carpe diem más...

La repetición de los estímulos nos lleva al acostumbramiento o desensibilización, lo cual no nos permite a veces valorar las cosas buenas que tenemos. Es, sin embargo, una clave biológica fundamental para el ahorro de energía ya que no podríamos ver siempre cada cosa como nueva sin un gran desgaste. Entre lo bueno de ese ahorro y el riesgo de la ceguera por acostumbramiento es que debemos aprender a movernos. La repetición de ciertas conductas puede llevarnos a la generación de hábitos que pueden ser positivos o negativos (vicios). 
Con todos estos antecedentes es que quiero reflexionar acerca de cómo podemos autoinfluenciarnos, generar nuestros propios estímulos y nuestras propias conductas nuevas o en forma de hábitos. También podemos aprender a valorar lo bueno de cada día a pesar de su repetición, o mejor aún, a disfrutar de esa buena y sana rutina. Sintetizamos días atrás: Carpe diem con amor y esperanza. Y si la vida a veces no nos permite plenamente lo primero, siempre habrá lugar para lo segundo: el amor y la esperanza.

2 comentarios:

Quique Figueroa dijo...

Un antídoto contra el acostumbramiento es el laburo manual. Por algo Benito de Nursia proponía "ora et labora",y Pablo Pizzurno "pensar con las manos", resaltando la importancia de lo manual.
Eso sirve a veces pa' reencontrarse con uno mismo, y estar en sintonía.
Pichón de desafío en los "tiempos virtuales"!

Anónimo dijo...

Efectivamente, volver a la naturaleza, trabajo manuel, deportes, aire libre...