Pese a lo tristemente vacío y politizado del festejo del "Bicentenario", la fecha me me llevó a leer algo sobre lo ocurrido en 1810. Sin buscar mucha profundidad, elegí dos libros más bien de corte popular, aunque de signos diferentes. Uno de F.Pigna y otro de V. Massot. Una vez más confirmé que la historia se construye según las propias creencias o a veces, y peor aún, desde las propias conveniencias. Es que tendemos a ver las cosas de manera lineal y simplificada, para confirmar lo que creemos o lo que queremos creer. Esto pasa cada día del presente y también en la interpretación de un pasado que admite una gran variedad de recortes. También es abierto el futuro, aunque tendamos a querer saber excesivamente de él, a través de la supuesta anticipación de los resultados de nuestras conductas y de las ajenas. Lo cierto es que el "constructivismo" psicológico parece inevitable, pero también muy limitante. ¿Es posible salirnos de él? Sólo parcialmente, pero sí podemos tratar de cuestionarnos, sin obsesiones y con honestidad, para tratar de enriquecer nuestras miradas.
Necesitamos valores, pautas y creencias diversas para desempeñarnos en este mundo, aunque un excesivo apego a las mismas nos hace seres repetidos y aburridos que sólo nos comunicamos con quienes son similares, como una forma de reforzarnos y sentir mayor seguridad. Desde allí, en nuestras "conversaciones" con lo "diferente", sólo buscaremos sus puntos débiles o los argumentos de supuestas refutaciones. Por otro lado, si no tuviéramos nada fijo, careceríamos de identidad, todo sería nuevo y no serían posibles los aprendizajes, ni los vínculos. En el ancho marco entre esos extremos, vivimos con nuestras incertidumbres, dudas y misterios a cuestas. De algo estoy seguro, no cabe más que la humildad, aún en nuestras convicciones más firmes. Buscar la verdad, aún sabiendo que nunca la encontraremos plenamente, es un acto de valentía. Buscar el bien, aún sabiendo de nuestras imperfecciones, es un acto de amor. Buscar verdad, amor y humildad, en nuestras vidas y en nuestra sociedad tiene sentido Y es una búsqueda que deja lugar, pese a todo, a la esperanza.
lunes, 24 de mayo de 2010
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6 comentarios:
Bueno, la verdad es que es una búsqueda que me tiene bastante confundida. Emocionalmente, por lo menos. Es que la patria de uno es como la familia de uno: es parte de la historia personal, y uno tiende a apasionarse en la lectura y en la interpretación de ese pasado que nos une y nos divide a la vez.
Tengo una madeja de sensaciones todas muy anudadas, porque si bien creo que se han tirado por la borda muchos de los doscientos años, por otro lado siento que si no hay nada que rescatar de todo el proceso, entonces estamos listos.
Y no podemos ver todo tan negro, tengamos las ideas políticas que tengamos. Lo digo sabiendo que me cuesta bastante -justo ayer, en oportunidad de contestar tu post, estaba pasando por uno de mis momentos de descreimiento renegrido-. Pero aún así con mi familia apostamos a seguir acá, en este bendito suelo, y hacer lo mejor que podamos para compartir en ella y con ella lo mejor que tengamos para dar.
Es un "dar" un poco hosco, muchas veces... ja! Pero sí, definitivamente, la búsqueda de nuestro futuro y de nuestra interacción con otros pasa por sobrellevar(nos) todas estas medias verdades, las que se entrecruzan entre nosotros. Pero bueno, a pesar de todo este berenjenal, acá está nuestro "destino sudamericano", como dice Borges en su poema conjetural (qué poema maravilloso, no? Intenso, fatal, bien al uso nostro).
Gracias por todos tus intentos de aproximarnos a una actitud positiva sobre el bicentenario, algo que a mí, personalmente, me lleva un trabajo grande.
Cariños a tutti cuanti.
Es tan difícil ser neutral...
Por eso es la confusión, la generamos todos en realidad, por aquello que dice, depende el cristal con que se lo mire.
Depende a quien leas, la historia es interpretada de una u otra manera.
Si nos remitimos a la historia más reciente y más usada en los últimos tiempos, que es la década del 70, queda demostrada la falta de neutralidad de quien la relata, de un lado y de otro, de los que fabricaron ese horror. Los mismo pasa, leyendo hacia atrás, desde que comenzó la patria.
De todas formas, es necesario leer todas las tendencias sin fundamentalismos, buscar la verdad de los hechos, aún de aquéllos que nos afecten en nuestras creencias.
Con mente abierta y corazón libre de mezquindades y oportunismos.
Es difícil, en un mar de confusiones históricas, de luchas fratricidas, en los casi todos los doscientos años, llegar a hoy con alegría.
Estamos en la tierra que es nuestra, con todos sus defectos y descaros, aquí seguiremos por amor a ella, es nuestra casa grande y si le hemos puesto coraje a tantos
momentos duros, por qué no sumarle día a día, lo mejor nuestro, con una fuerte esperanza de cambio, mucho amor al prójimo, dando no, lo que nos sobra, sino también aquello que nos falta o que tenemos poco, pidiendo a Dios que nos ilumine, para elegir gobernantes decentes.
Argentina produce alimentos para 300 millones de personas, nadie debe en este suelo pasar hambre.
La educación es la base, para un buen voto y un mejor destino.
AMP
Concuerdo en la humildad es el punto de partida para la posibilidad de un proyecto de Patria más justo y digno.
Precisamente hoy escribí un posteo que se analoga en parte con el tuyo.
Un abrazo!
R.P.
Leí tu posteo, Deli y me pareció excelente. No podemos bajarnos de la idea del diálogo. Sin él, todo lo demás es violento y genera escaladas de odio.
Vero, no estoy contento con lo que pasa en nuestro país, en casi todos sus niveles. No me gustan tampoco las apelaciones vacías a la patria. Creo, que debemos sumar pese a todo, porque es la tierra que nos cobija y nos da parte importante de nuestra identidad. Mejorar nuestra sociedad es mejorarnos y viceversa.
AM, volver a los ideales sinceros y a la educación es casi la base fundamental, aunque hoy no parezca interesar de verdad. Seguimos, pese a todo, intentándolo, como una forma de honrar también nuestra condición humana, que no puede desprenderse de lo social.
Abrazo/beso.
Hoy tuve un dejo de emocion cuando por tele escuche reiteradas veces el Himno Nacional. A pesar de todo jamas dejaria mi Pais, aca naci, por mas que en otros Paises se pueda vivir mejor (en algunos sentidos) conozco lo que se sufre el desarraigo.
Seremos lo que seremos, tendremos lo que tendremos, pero es nuestro, yo elijo quedarme e inculcarle a mis hijos el amor a la Patria tratando de separar los politicos que nos tocaron en gracia a lo largo del tiempo.
Cuando veo nuestra cultura, cuando recorroro lugares bien criollos, aquellos que nos caracterizan, rescato de nuestra historia, nuestras raices, yo que soy ñieta de inmigrantes Italianos, admiro lo que hicieron aca, y ellos eligieron forjarse un futuro aca, en la Argentina.
Insisto
QUE VIVA LA PATRIA !!!!
Y les propongo hacerla cada uno todos los dias desde nuestro lugar.
Un gran beso a todos.
Tere
Genial Tere! Cada vez que escucho el Himno me pasa algo así, aunque estos días preferí no mirar mucho de estos espectáculos tan masivos como vacíos.
Pero me encanta el Himno y quienes logran sentir emoción al escucharlo. Beso grande.
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