Las frases populares suelen decirnos mucho. "La culpa no es del Chancho sino de quien le da de comer". Lo considero solo parcialmente cierto, pero útil. Dirigentes, formadores de opinión, docentes, padres, deberíamos cuestionarnos qué modelos transmitimos con la palabra y sobre todo con el ejemplo. ¿Cómo hablamos de los demás?, ¿qué leemos o miramos por TV?, ¿Qué nivel de diálogo tenemos, cuáles son los temas de interés? ¿Sólo podemos festejar con alcohol, cómo y cuánto tomamos?, y así hasta el infinito.
Cuestionarnos no es para torturarnos sino para intentar superarnos con naturalidad, serenidad y por qué no, alegría. Nos da también el respaldo moral para cuestionar conductas, no personas, que consideramos inadecuadas. La cultura la formamos entre todos, lo asumamos o no, entonces ¿por qué no intentar que nuestro aporte sea positivo? JMB
viernes, 16 de octubre de 2009
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3 comentarios:
Las obscenas agresivas declaraciones de Diego Maradona van más allá de ser expresiones de un ser que tiene problemas con las drogas, lo cual manifiesta que no se puede esperar de él una conducta que sea ejemplo y contención de un grupo de deportistas.
La prensa que casi siempre lo mimó, que disimuló en su momento su adicción, pero que como todo motivo de noticia lo buscó por esa razón, quedó atónita.
No podemos dejar de reconocer la responsabilidad del "jefe" de la AFA Julio Grondona por haberlo designado como Director Técnico del seleccionado nacional no por su capacidad sino por otros intereses.
Lo grosero e insultante de quien fuera uno de los grandes del fútbol mundial refleja lo que es la Argentina actual, no olvidemos que los congresistas nacionales festejan como si fuese un partido de fútbol, abrazándose y gritando desaforados mientras una lluvia de papelitos cae de los altos del recinto, cada vez que logran aprobar una ley de dudosos beneficiarios.
Maradona es el fiel reflejo del kirchnerismo, autoritario, no soporta críticas, se cree que el pueblo lo apoya, que los medios están en su contra, y hasta tiene las mismas actitudes de insultar a quien no piensa igual, de pavonearse sin tomar medidas serias, produciendo en los argentinos esa inseguridad aún teniendo los mejores jugadores. Hasta tiene los mismos amigos, Castro y Chávez.
Los argentinos no necesitamos ningún espejo para ver en que nos estamos convirtiendo, basta mirar a Maradona.
El fútbol es un deporte que nos apasiona, cada uno de nosotros somos un DT y un jugador a la vez, gritamos, nos enojamos, pasamos de la euforia a la tristeza y viceversa; siempre hubo violencia, las patotas se transformaron en barras bravas y en los últimos años éstas participan de manera activa en las políticas de algunos clubes llegando a intervenir en la formación de los equipos y como consecuencia en la venta de jugadores.
El mercado del fútbol internacional con sus grandes sueldos y enormes transacciones convirtió a este deporte en un comercio de gran magnitud, como todo negocio tiene su parte blanca y su parte negra.
Pero lo que debería respetarse al menos es que cuando se trata de una selección que representa al país, sus integrantes guarden el decoro que corresponde,que se comporten con dignidad, para ello su técnico tiene que dar el ejemplo.
Queda fuera de toda discusión su capacidad profesional de DT porque no la tiene razón por la cual (y otras) le pusieron asesores como Bilardo.
Disculpas de su comportamiento ordinario y soez no tiene, porque sus declaraciones no fueron en la cancha al finalizar el encuentro, donde el atenuante de la tensión pudo haberle hecho decir algo incorrecto, fue después, durante la conferencia de prensa donde los ojos y los oídos del mundo estaban atentos a sus palabras las cuales eran evidentes salían de su boca incontenibles pero sentidas y pensadas.
Aunque no nos guste seguro que muchos lo aprueban, y hasta algunos políticos lo deben ver como un justiciero que lucha contra los monopolios audiovisuales.
Hoy Maradona nos representa, ayer Favaloro se suicidó.
¿No es hora de empezar a cambiar?
Desde Brasil, llegado a mi mail.
Ana MaríaPaz
Totalmente de acuerdo!
La culpa no es (sólo) del Diego sino del que le da de comer. Y le damos de comer entre unos cuantos. Muchos. Nuestro trabajo es educarnos a nosotros mismos y a los que vienen detrás, a través del ejemplo. Es el objetivo, porque determina nuestra evolución y la de nuestros hijos. No, la culpa no es sólo de un chancho. Hay mucho chiquero. Ya es demasiado como para andar haciéndonos los desentendidos.
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